Después de una hora de ida y vueltas de almacenes a pequeños comercios de comida, Killua convino que sería mejor llevárselo todo a su casa.
— Agradezco la oferta— dijo Kurapika, sorprendido de su propuesta— Pero iré a mi alquiler.
— ¿Estas retardado o qué? Esos sujetos te encontraran si continuas con tu rutina— advirtió Killua.
— ¿Qué sujetos?
— Pues, la Brigada Fantasma.
— No me preocupan.
— Hace unas horas gritabas por ellos, ¿Eres bipolar o que te pasa? No te entiendo.
— Yo no he hecho nada malo.
Killua no se lo creía ni de lejos.
— ¿Olvidaste lo que paso?
— No hice nada malo.
Killua sabía perfectamente que le estaba mintiendo. No era su problema, se repitió, pero eso no evito desarrollar cierta molestia cada que el rubio intentaba desentenderse del tema.
De mala gana, se fue a sentar entre muebles en exhibición de una tienda dedicada a la carpintería.
Kurapika entendió que estaba de mal humor y trato de conciliarse con él.
— Killua, existen cosas de mí que no deberías saber. Cuando llegue el momento, te lo contare todo.
— No sé si creerte, no confías en mí. Sé que mientes.
— ¿Cuáles son tus deducciones?
— Que hiciste algo muy estúpido la otra noche. Cuando me dijiste que irías a vigilar al Líder y buscar evidencia, no me esperaba que estuvieras listo para cometer un homicidio...Y yo que tengo ojo para eso.
— No fui yo— Killua entorno los ojos, como si hablar con él fuera aburrido por lo hipócrita de su enunciado— Está bien, piensa lo que quieras.
— No eres sincero, tu amargura repela a quien se acerque.
— Con lo que te estoy protegiendo y te quejas...
— No te hagas el inocente. Mentirme es lo peor que puedes hacer. Somos aliados, ¿o no?
— Aceptaste mis condiciones, ¿recuerdas?
— Pensé que tenías códigos. Ahora veo que no tienes vergüenza para mentirme en la cara.
Kurapika entrecerró los ojos, viendo como el albino se hamacaba en la silla de madera. No deseaba estar en contra de Killua, solo quería que se mantuviera alejado para poder pensar en su siguiente movimiento con claridad. Más que protegerlo, necesitaba mantenerlo a salvo de él.
— Lo lamento— admitió, después de un largo minuto de reflexiones— Quiero que nos llevemos bien. Si no puedo mentirte, votare por el silencio.
— También odio que estés en silencio, escondiéndome cosas.
— ¿Qué quieres de mí?
— Una vez dijiste que, si me involucraba con la Brigada Fantasma, me salvarías de ellos. ¿Sabes una cosa? Pienso que estas tremendamente equivocado. ¡Tú necesitas que alguien te salve!
— ¿Lo harías tú?
Fue una pregunta de impulso. Después de todo, ¿Qué podría hacer este niño, a pesar de ser extraordinario y peculiar, para ayudarlo a alcanzar su meta, o en su defecto mermar el odio rabioso de su corazón?
— Lo haría— Declaro Killua, dejándolo atónito— Si me dejaras.
Ambos se miraron fijamente, sintiendo el peso de sus palabras en el aire.

ESTÁS LEYENDO
A la esquina de Wonderland
FanfictionEl circo ambulante Brigada Fantasma ha arribado en Isla Ballena. Un niño curioso y bienintencionado se verá envuelto en una intriga junto a dos hermanos de pasado oscuro, un misterioso periodista conspirador y un mago muy especial. ¡No hay que ir a...