Novena Función - El lanzador de cuchillos

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A la mañana siguiente, toda la Brigada Fantasma se reunió para oír el informe de Pakunoda sobre los eventos ocurridos temprano en la noche.

Como temían los protagonistas, Pakunoda conto todo sobre las habilidades del bastardo de la cadena, de sus razones para odiarlos, de que efectivamente él había matado a su compañero y que estaba decidido a matarlos a todos. También, les hablo sobre la traición de Killua y la participación de un niño llamado Gon, que la habían salvado de morir estrangulada.

Lo que Pakunoda no sabía era que esa sería su última conversación con su equipo.

La cadena de Kurapika, que le había marcado el cuello dolorosamente, estaba empapada de una hierba mortal y venenosa. Al permanecer tanto tiempo con el arma en el cuello, hasta en su boca, fue expuesta a un peligro del que ni Machi, que hacía de cirujana, pudo prevenir porque la hierba ya había sido consumida a través de los poros de la piel de Pakunoda.

— El nombre del bastardo de la cadena es...

Esas fueron sus últimas palabras.

Un dolor agonizante le sacudió el corazón, atravesándolo como un puñal. Frente a sus amigos, Pakunoda cayó al suelo y al tocar tierra, ya estaba muerta.

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La tarde del show fue cancelada.

Cuando Pakunoda hablo de los planes de Kurapika y dijo todo lo que sabía, el Líder no estuvo allí para escucharla ni para honrar su muerte. Había desaparecido de repente. Todos culparon al bastardo de la cadena.

Ese día, Gon y sus amigos decidieron quedarse en la casa, excepto que el hijo de Ging le debía una visita a su tía Mito y la nevera necesitaba una urgente adicción.

Ninguno deseaba ver a la Brigada Fantasma luego de lo sucedido, pero Gon pensó que sería muy descortés no preguntar por el estado de Pakunoda. Dejando a Kurapika en compañía de Alluka, Gon fue con Killua al exterior.

Apenas salieron se cruzaron con Phinks Magkav y Feitan Portor (El Hombre Faraón y el Lanzador de Cuchillos respectivamente) y supieron que ellos ya lo sabían todo. Gon intento correr junto a Killua, aunque no sirvió de mucho porque pronto fueron interceptados y acorralados.

— Eres un asqueroso traidor— espetó el rubio.

Killua quiso reír.

— No soy el único.

— ¿Qué dices?

— Basta de vueltas— advirtió el otro— No vinimos a hacerles daño.

— ¿Qué? — Killua y Gon hicieron un perfecto unísono.

— Nuestro Líder está desaparecido. Quisiéramos saber dónde está, rompiéndoles un par de dedos pero...nos llegó una amenaza por carta.

— Una carta muy reveladora sobre nuestro proceder en estos años, vaya que se ha dedicado a acosarnos...

— Sabemos que su amigo, quien es el bastardo de la cadena, está detrás de esto.

— Cuando lo encontremos, iremos tras él. Ténganlo por seguro.

— ¿Y hasta entonces, nos dejaran en paz? — Pregunto Killua, para estar seguro.

— No abusen.

— Disculpen— Más que tramas de conspiradores, Gon tenía una sola cosa que decir: — ¿Cómo está la señorita Pakunoda?

— Ella...— Phinks cambio su expresión por una más blanda— Ella murió.

— ¡¿Qué cosa?¡ ¿Pero cómo?

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