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En donde Carlos se reencuentra con la hermana menor de su ex novia.
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Carlos sabía que no debería desearla.
Por favor, era la hermana pequeña de su ex novia, ni siquiera debería estar apareciendo en sus pensamientos.
Pero por alguna razón no podía quitársela de ellos, la cara de la chica aparecía cada vez que cerraba los ojos.
Y ahora, al tenerla al frente, viéndola bailar al ritmo de la música, no era más que una tentación andante.
Carlos sabía que no debería intervenir.
Pero no podía soportar la manera en la que el tipo con el que la chica estaba bailando la tocara de esa manera.
Él debería ser el que la tocara de esa forma.
Carlos sabía que no era su lugar, que si alguien quería interferir que fuera Pierre que era su ex.
Pero al parecer el español era el único preocupado por la chica, viendo cómo el francés le metía la lengua hasta la garganta a una castaña en la esquina de la discoteca.
Observó como el acompañante de la chica le pasaba la mano desde su cintura a la espalda baja, tan cerca de tocarle el trasero que Carlos no podía aguantar más.
Se acercó a ellos con paso rápido y en un movimiento brusco tomó el brazo de la chica para separarla del rubio con el que bailaba.
Estaba tan desesperado por sacarla de la presencia de este que ignoro cualquier reclamo y recién le soltó el brazo a Roma cuando la tuvo para él en uno de los cubículos del baño de mujeres, agradeciendo que este se encontrara solitario.
—¿Carlos?—Pregunto la chica con confusión. No entendía porque el español la había separado de su acompañante menos de la forma en la que lo hizo.—¿Qué fue eso?
—No me gustó la forma en la que ese tipo te estaba mirando.—Contestó, la mirada cargada de deseo del chico en Roma lo sacó de quicio.
Pero era un hipócrita, porque él le había dedicado la misma mirada a Roma cuando la vio entrar en el club y la chica lo había notado, razón por la cual acepto la primera invitación para bailar de un desconocido.
Quería poner celoso al piloto español, que se diera cuenta que no era solamente la hermana menor de su ex, si no algo más.
Quería tentarlo y sabía que el vestido de color rojo que estaba usando la ayudaría con la tarea.
Por la mirada que le estaba dando en estos momentos, su plan funcionó.
—Tú no eres quien para determinar con quién estoy o no.—Respondió la castaña con fingida firmeza, la manera en la que Carlos la estaba mirando provocaba que su corazón latiera más rápido.
