⤾·˚ ༘◡̈ the cat it's out of the bag max verstappen
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En donde Max se le declara a su mejor amiga con ayuda de su gata.
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Grace frunció el ceño cuando su celular empezó a sonar con una llamada entrante de su mejor amigo, Max. Su corazón se aceleró de inmediato porque se suponía que el rubio debería estar en Austria para la carrera que se le avecinaba.
—¿Grace?—La chica se sorprendió al sentir la desesperación de Max cuando contestó la llamada.
—¿Max?—Contestó con preocupación.—¿Todo bien?
—¿Estás en tu casa?
—Emm si...—Contestó la castaña dejando la bolsa del supermercado en la encima de su cocina, recién volvía de hacer las compras del mes, sin esperar la llamada de su mejor amigo, o de nadie en general, tampoco tenía muchos amigos aparte de Max.—¿Por qué?
—¿Puedes venir a mi departamento?—Preguntó con rapidez, la chicha se dio cuenta de lo estresado que estaba, seguramente se estaba pasando una mano por el cabello, desordenándolo mientras hablaba—¿Paso algo?
—Te necesito con urgencia.—Exclamó.—Por favor.
—Voy.
Grace no le podía decir que no, nunca en sus quince años de amistad había sido capaz de decirle que no a Max Verstappen, incluso cuando en ocasiones no poner límites le provocaba daños a su corazón por estar locamente enamorada de su mejor amigo.
Era una idiota, pero ahí estaba, corriendo hacia su auto para acudir a la ayuda del rubio, ni siquiera se preocupó de la tarrina de helado de chocolate que había comprado hace unos minutos.
Agradeció que Mónaco fuera pequeño porque en menos de cinco minutos había estacionado afuera del departamento de Max, tocando el timbre varias veces para que le abriera la puerta lo antes posible.
—¿Qué paso?—Le pregunto con preocupación.—¿Te hiciste daño? ¿Por qué no estas en Austria?
—No puedo encontrar a Sassy.—La castaña soltó un suspiro de alivio al escuchar que su mejor amigo no se había hecho daño, para después procesar sus palabras.
—¿Cómo qué no encuentras a Sassy?—Pregunto con confusión.—¿Cómo demonios se te pierde un gato de interior?
—No sé.—Contestó el rubio mientras se pasaba una mano por el cabello.—Lleva horas sin aparecer.
—¿¡Horas?!—Exclamó la castaña.—¿Por qué no me llamaste antes?
—Pensé que iba a aparecer pero estoy desesperado.—Contestó Max.—Y Horner no me dejo faltar al día de prensa así que tengo que irme si o si a Austria mañana.
