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A tres semanas de empezar a trabajar, Miyeon decidió darle el pago por adelantado después de las cuantiosas veces que sus hijos le hablaron de lo bien que les cae Beomgyu.

Choi al fin pudo respirar cuando canceló la deuda que tenía con el señor del alquiler y compró más fideos instantáneos para sobrevivir.

Le sobraba algo de dinero, pero debía ahorrarlo para alguna emergencia, por el momento, ya era libre.

Ese día durmió feliz, además del mensaje de buenas noches de su no esposo.

El martes, cuando estaban repasando Gramática con Haerin, el hijo mayor de la casa llegó con una cara derrotada.

—¿Pasó algo? —Beomgyu fue el primero en preguntar, luego le siguió la menor.

—Sigo en semana de exámenes y no me fue bien en Física —Dijo con frustración.

El castaño se preocupó y se acercó a quitarle la mochila que pesaba más que él, pensó.

—¿Tienen dos semanas de evaluaciones?

—Gracias —Por la mochila—. Y sí, más los proyectos que dejan, se extienden dos semanas y media.

Choi se sintió mal, la educación en Corea es dura, pero a diferencia de su colegio, a Taehyun le exigían el doble.

—Deben de dolerte los hombros —Hizo que se siente en el sofá grande—, Haerin-ah, tenemos un paciente para masajes.

La menor soltó sus lapices y se quitó las pantuflas para pedirle a Taehyun que se tire boca abajo.

El chico obedeció, parecía una masa de plastilina moldeando su cuerpo a todo lo que le decían.

Sintió un gran alivio cuando las manos de Beomgyu comenzaron a masajear sus hombros, la tensión se iba liberando de a pocos, mientras Haerin se subió en su espalda, calmando su dolor en la zona lumbar.

—No saltes, Haerin, te puedes caer —Se quejó Tae cuando sintió más presión de la esperada.

La niña rio por su travesura, quería saltarle a Taehyun como si no pesara, pero sabía que podía aplastarle los órganos y ella no quería a su hermano en el hospital. Muy bien, Haerin, siempre pensando antes de actuar.

—Lo siento, Tae —respondió dulce y siguió dando pequeños pasos por su espalda.

Beomgyu se mantuvo apretando con poca fuerza su cuello, de casualidad tocó su nuez de Adán y Kang emitió un sonido agudo.

—Casi me ahogas, Beom —Tosió después.

—Creo que somos malos para esto de los masajes.

Los dos rieron y Beomgyu bajó a Haerin.

De todas formas, el chico se sentía aliviado y eso era lo que importaba.

—Gracias —dijo sincero para coger su mochila e irse resignado a seguir estudiando.

—Beomgyu-ssi

—¿Sí? —miró a la menor.

—¿Por qué no preparamos algo para animar a Tae?

—Claro que sí, Haerin, podemos hornear galletas.

—¿Con chispas de chocolate?

—Sí, linda, con chispas.

Los dos corrieron riendo a la cocina, contaban con todos los ingredientes y antes de mancharse con la harina y masa, Beomgyu le colocó el mandil a Haerin.

—Te queda grande, pero es mejor a que dañes tu ropa.

Haerin agradeció y lo guió para seguir la receta que su abuela siempre hacía.

Babysitter ✶ ᴛᴀᴇɢʏᴜ⤴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora