Babysitter ✶ ᴛᴀᴇɢʏᴜ⤴

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—La comida estuvo deliciosa, tendrá que darme la receta porque nunca en mi vida probé algo tan rico. Este kimchi es magistral.

Miyeon y Haerin habían llegado hace una hora y mientras se instalaban, los otros alistaban la mesa. Taehyun algo nervioso porque su madre parecía estar tranquila, pero sabía que en cualquier momento le jalaría alguna oreja.

—Pero pueden venir cuando quieran, las puertas de nuestra casa siempre estarán abiertas. —Dijo el señor Choi.

—Sí, y para cuando regresen, les haré unas viandas para que coman en el camino.

Miyeon agradeció y siguieron hablando por un rato más.

Taehyun y Beomgyu se ofrecieron a recoger los platos y lavarlos, y de paso Haerin los siguió porque se aburría escuchando a los adultos.

—Tu casa es muy bonita, Beomgyu-ssi.

—Gracias —Despeinó a la niña.

—Es cierto, me gusta que las paredes sean tan altas y gruesas, hasta podría gritar y no me escucharían —Dijo Tae.

—Esta casa es herencia, por eso es antigua.

—La única herencia que yo tuve fue un hámster.

—¿Y qué le pasó?

Haerin negó cerrando los ojos, pues ya sabía la respuesta que daría Taehyun.

—Se murió.

—Tae, no digas eso, pobre animalito.

—Pero es la verdad —Comenzó a reírse.

—Entonces ya no te enseño a mi loro.

—¿Tienes un loro, Beomgyu-ssi?

El mayor asintió, cargando a la pequeña y dejando que Taehyun siga lavando.

—Se llama Toto y no es ruidoso, solo cuando le hablas.

—Si le digo 'hola', ¿me contesta?

—Puede que sí, pero te dirá 'Rawr'.

—Así hacen los dinosaurios —Se metió.

—Shh... Mi Toto hace así, no lo juzgues.

—¿Sabían que los dinosaurios son ancestros de las aves? De repente por eso.

Haerin se asombró y Beomgyu tuvo sus dudas, pero si venía del cerebrito de su novio, entonces terminó creyéndole.

—Ya quiero conocer a Toto.

Choi asintió y fue con la niña hasta su patio, dejando a Taehyun solo con los trastes sucios.

—Claro, Haerin viene y abandonan a Tae —Habló solo mientras restregaba.

—¿Se quedarán por todas las vacaciones?

Taehyun dejó de mirar las nubes y le puso atención a su novio.

Los dos habían llegado al lugar favorito de Beomgyu, donde siempre iba de niño y lo acompañó en sus atardeceres de adolescencia. Un campo libre y con perfecta vista al cielo sin contaminación. Cuando llegaron, el mayor le enseñó a echarse en el pasto y colocar sus brazos como almohadas.

—No creo, mamá tiene solo dos semanas libres, pero es bastante tiempo.

—Ya son cuatro días desde que están aquí, pasa todo muy rápido. —Se sintió algo triste.

—¿Me extrañas? Todavía sigo aquí, precioso —Fastidió, acercando su rostro al suyo.

—Simplemente me gusta todo esto —Aceptó, dándole un pico—. La señora Kang parece llevarse bien con mi madre, lo cual es gracioso porque son muy opuestas.

—Y Haerin se acostumbró a Toto.

—También. Ayer la vi dándole una galleta y él se la recibió, a mí nunca me recibe nada.

—Debe ser algo entre los Choi y los Kang.

—Sí, pero yo no soy un loro —Golpeó con suavidad su pecho.

—No, pero a veces hablas sin parar como uno.

—Ahh —Suspiró indignado—. Para nada cierto.

—Sí, cariño, y eso es tierno, me gusta que seas hablador.

—Tú lo eres más.

Beomgyu se dejó envolver y terminó apoyando la cabeza entre el brazo de Tae y un pectoral. Se sentía... musculoso.

—¿Por qué tienes más músculos que yo? Me parece injusto.

—Porque hago ejercicios, ¿será?

El mayor no se quejó por la obviedad en su tono y se relajó disfrutando del olor característico de su novio, era adictivo y calmante.

—¿Estás durmiendo?

—¡No!, solo estoy muy cómodo aquí.

—Es que sentí tu respiración ralentizarse.

Beomgyu admitió después que sí tenía algo de sueño, ya no había rastro del sol y sus ojos querían cerrarse.

Y como él era un lugar seguro para Taehyun, el chico también cayó dormido, recordando el momento como la primera vez que se dormían abrazados.

060524