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Faltando diez minutos para la salida de Haerin, Beomgyu estuvo parado fuera de la primaria con el carnet en mano.

Miyeon le explicó que Haerin suele ser muy introvertida y aprecia el tiempo a solas, por lo que si la pequeña quería jugar con sus muñecas después de hacer su tarea, podía solamente supervisarla. Para tener casi siete años, era bastante independiente.

—Buenas tardes, me permite su carnet.

Beomgyu se lo entregó al de recepción, quien pasó el código por un lector y un sonido en una pantalla mostró el nombre y foto ID de la pequeña Haerin. Casi se cae de la impresión por lo avanzado que era todo, cuando su mamá lo recogía él debía esperarlo afuera y alzar el cuello para buscarla en medio de tantos padres, pero aquí era diferente.

A los cuantos segundos, Haerin salió de la mano con una señorita quien le ayudaba a cargar su mochila.

—Hola, Haerin-ah.

—Tú eres Beomgyu-ssi —le dijo la menor cuando ya estuvieron solos.

—Recordaste mi nombre —sonrió para ella.

—¿Serás quien me cuide desde ahora?

Beomgyu fingió pensarlo.

—Umm, no lo sé, ¿tú quisieras eso?

—Sí... —Una sonrisa tímida se dibujó en su rostro.

Los dos esperaron al taxi por aplicativo que la señora Kang pagaría de ahora en adelante, y siguieron conversando hasta llegar a la casa.

—Hoy solo tengo tarea en matemáticas —Comentó mientras almorzaban.

—Oh, ¿están aprendiendo a contar?

Haerin casi se atora por reír.

—No, Beomgyu-ssi, estamos en operaciones combinadas.

El mayor quiso soltar sus palitos, él en primer grado recién aprendió a leer oraciones completas.

—Eso es bueno —Sonrió y la pequeña también.

En un momento, notó que la niña separaba las zanahorias de su plato, incluso se concentraba al juntar sus labios.

—¿No te gustan?

—Noup —Negó con la cabeza también—. ¿Le dirás a mamá?

—Será nuestro secreto.

Haerin sonrió ahora con los ojos y agradeció que su nuevo niñero no sea solo bonito, sino que no lo obligaría a comerse las zanahorias.

Haerin sonrió ahora con los ojos y agradeció que su nuevo niñero no sea solo bonito, sino que no lo obligaría a comerse las zanahorias

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—¡Llegué!

La puerta se cerró y Haerin dejó su lápiz a un lado para mirar a su hermano.

—¿Me compraste los dulces? —Fue lo primero que dijo la niña.

Beomgyu esperaba una reacción más animada, donde la pequeña corría a brazos de Taehyun y le decía cuánto lo extrañó, pero no, ella estaba reclamándole por sus caramelos.

—No traje nada porque olvidé mi billetera en el auto de mamá —Su mirada pasó a Beomgyu—, hubieron ciertas distracciones en la mañana.

—Buenas tardes, joven Kang —Dijo firme y con ganas de no bromear.

Si había algo qué entender, es que no podía tomarse las libertades de tratarse de igual a igual con el hijo mayor de esa casa. Se podrán llevar tan solo un año, pero Beomgyu estaba allí para trabajar y no quería darle tanta confianza, como se la estaba tomando justo ahora el pelinegro.

—Hola, Beomgyu.

Tan irrespetuoso, pero con un dulce tono.

—Pero me prometiste traer caramelos —Siguió reclamando la menor.

—¿Siquiera terminaste todos tus vegetales?

Beomgyu y Haerin compartieron una mirada cómplice, lo cual los delató ante el cerebro de Taehyun.

—Dejó las zanahorias, ¿verdad?

Ninguno de los dos respondió, pero el silencio le dio a entender que Haerin no comió el vegetal.

—Mira, Beomgyu-ssi, aquí dice que debo multiplicar todo el paréntesis por tres, ya me sé la tabla del tres de memoria.

Taehyun rio, al menos lo hacía sentir orgulloso que su hermanita sea tan inteligente como él, ello ignorando que lo utilizó para no responderle sobre las zanahorias.

—Wow, Haerin-ah, eres una genio —La elogió el castaño.

—Es algo de genes —Se metió en la conversación—, pregúntame cualquier cosa, nombres de dinastías, fechas de guerras, alguna teoría termodinámica, lo que quieras.

No es que Taehyun también quería ser elogiado por Beomgyu, o quizás sí.

—¿Por qué mejor no almuerzas? El hambre te hace hablar de más.

—Sí, Tae, anda come y déjame estudiar con Beomgyu-ssi.

Indignado porque nadie lo quería en la sala, el pelinegro se fue a la cocina.

—Tontos, ya los quiero ver cuando me necesiten —Comió de sus verduras con molestia.

Después de unos minutos, Haerin ya había culminado sus deberes y le dijo a Beomgyu que jugaría en el patio.

Él la acompañó, pero no intervino en su juego, así que se sentó en un banquito. La niña tan solo interpretaba toda una vida para sus muñecas y él estuvo atento a la trama, riendo de vez en cuando por las ocurrencias que tenía.

—Es tierna cuando la ves armando historias para sus muñecas. —Esa voz susurándole al oído casi lo hace caer.

Beomgyu trató de empujarlo, pero no logró moverlo ni un poco.

—¿Qué te pasa? Deja de asustarme cada que puedes.

—¿Sufres del corazón?

—¿No? —Contestó con otra pregunta.

—Entonces seguiré haciéndolo. ¡Bu!

Ya no fue gracioso para él, así que le rodó los ojos y trató de enfocarse en la obra teatral que montaba la directora Haerin.

—No me ignores, Beomgyu...

—¿Qué quieres? Deberías estar estudiando, la señora Kang me dijo que lo haces de cuatro a siete, pero te sigo viendo aquí.

Taehyun maldijo en su mente, él tampoco sabía qué hacía ahí, siendo de todo menos productivo, muy raro en él.

Así que antes de admitir que estaba ahí por Beomgyu, agarró su dignidad y se fue, no sin olvidar su nueva costumbre de guiñarle al castañito.

Le gustaba el rojo que dejaba en sus mejillas.

Le gustaba el rojo que dejaba en sus mejillas

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Babysitter ✶ ᴛᴀᴇɢʏᴜ⤴Donde viven las historias. Descúbrelo ahora