Capítulo 25

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Capítulo XXV

          Me desperté sintiendo el vació de Callahan en la cama, lo cual me frustró

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Me desperté sintiendo el vació de Callahan en la cama, lo cual me frustró. Camille me dijo que él se hallaba en la mazmorra pero no quise ir a verlo, en su lugar me metí en la biblioteca para leer algún libro, para mi buena suerte había encontrado un libro titulado Historia de Bestias que contaba con mucha información sobre cualquier tipo de bestia existente en Partenos. Ese libro estaba escrito a mano y la letra y dibujos eran de la autoría de Callahan, no podía dejar de preguntarme como había recolectado tanta información.

Camille llevaba un tiempo junto a mí, leyendo un libro ilustrado mientras tarareaba alguna canción que yo desconocía.

―Camille. ―levanté la vista del libro para verla. ―¿Dónde está tu madre?

Pregunté curiosa ya que no había podido verla en el tiempo que llevaba en la casa.

―Esta en el tercer plano. ―explicó. ―A veces hace algunos recados para Callahan.

Asentí. Me parecía curiosos como las personas que rodeaban a Callahan parecían ir y venir entre los planos sin preocuparse.

De alguna forma conocer a Camille me recordaba mi infancia, cuando era pequeña y me hacían creer que era mitad humana. A veces me veía a mí misma en el mundo humano siendo feliz, con una familia mortal y haciendo cosas de humanos sin tener la necesidad de entrenar y seguir las normas de la realeza. Esa idea siempre moría cuando observaba la lejanía de mi mundo, un mundo lleno de magia y divinidad. Al crecer concluí que ese efímero deseo se debía a que constantemente quería un lugar que pudiera considerar mío.

Todos a mi alrededor podían hacer su propia historia, todos menos yo. Muchas veces me preguntaba cuál sería el objetivo de la abuela, que pretendía hacer conmigo. Nunca lograba encontrar una respuesta coherente a esa pregunta.

Pese a que seguía preocupada me había sentido mucho mejor luego de recordarme a mí misma que si Audri estuviera sufriendo o pasándolo mal yo lo habría sentido de inmediato. Por otro lado me preocupaba que por no sentir dolor o miedo tampoco sentía euforia o cualquiera otra cosa.

―Es raro. ―musité para mí misma.

―¿Qué cosa?

Miré a Camille. Entreabrí los labios para finalmente encogerme de hombros.

―No sé... conocer a alguien que viva en dos planos diferentes.

―Ah. ―sonrió. ―Espera, te traeré algo para que veas como es mi vida en el mundo mortal.

Fui a decirle que no era necesario pero ella ya había corrido fuera de la habitación, el libro que leía, que dejó descuidadamente sobre el asiento, terminó cayendo al suelo. Me puse de pie para recogerlo mientras soltaba un suspiro. La portada del libro estaba en un idioma que no entendía y lo único que comprendía era la imagen de los dos chicos de la portada, uno de cabello negro y otro rubio.

DESCENSO  (Balada de los Hijos de la Luna, Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora