ᑕᗩᑭÍTᑌᒪO 8 𓊝 «ᴅᴇᴄɪsɪᴏɴᴇs ǫᴜᴇ ᴅᴇsᴀғíᴀɴ ᴀʟ ᴀʟᴍᴀ»

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«ᴅᴇᴄɪsɪᴏɴᴇs ǫᴜᴇ ᴅᴇsᴀғíᴀɴ ᴀʟ ᴀʟᴍᴀ»

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«ᴅᴇᴄɪsɪᴏɴᴇs ǫᴜᴇ ᴅᴇsᴀғíᴀɴ ᴀʟ ᴀʟᴍᴀ»








Los rayos dorados del sol caían del cielo sin que una sola nube los interrumpiera, creando destellos cegadores sobre la superficie del mar. Daba la impresión que el océano estaba cubierto de diamantes flotantes. En ese escenario de serena belleza, la gaviota parlanchina planeaba majestuosamente por los cielos. Su plumaje blanco resplandecía, mientras que cada vez se acercaba más al barco.

Roy se sentía especialmente inquieto ese día y, de alguna manera, sabía que la aventura lo acechaba.

Cuando divisó una cabellera café; descendió en espiral sobre la cubierta del navío, aterrizando con un graznido audaz, buscando llamar su atención.

—¡Roy! —chilló Amber, corriendo con los brazos abiertos—. ¡Qué gusto me da verte!

—Y a mí, princesa —saludó la gaviota con un asentimiento.

Roy, aunque quería abrazarla, debía mostrarse firme. Soltó un bufido y miró hacia el horizonte, y espetó:

—¿Dónde te habías metido en medio de este vasto mar? —graznó, cruzándose las plumas—. Te has hecho desear, ¿no crees?

—Oh, Roy. —Suspiró risueña—. No tienes idea.

—¿Sí? —se quejó Roy con altivez.

—Ha sido maravilloso —confesó Amber, dando un giro sobre sí—. He visitado el Reino de Florence, y ojalá hubieras estado ahí... Todas esas flores, frutos, colores...

—Ya veo. —Se puso las plumas en la cien, masajéandola—. Los malos picos andan diciéndome por ahí que el muchacho al que sigues es un Rey, ¿es eso cierto?

Amber asintió, un poco ruborizada.

—¡Ja! —se mofó la gaviota—. ¿Te has unido a la tripulación de este Rey de los mares, o simplemente te has perdido en el océano de Su Majestad?

—No es Rey de ningún mar, es Rey de Narnia...

—Eso es peor.

—No te enojes, Roy —le suplicó, uniendo sus manos y acercándose hacia él—. Ha sido muy tierno y cariñoso.

Roy dejó salir un suspiro.

—Lo sé, princesa —dijo Roy con un deje de tristeza—. Pero él no es como tú.

—Somos iguales, —dijo ella, señalándose los pies—, ¿no ves?

—¿Y qué pasará cuando tus aletas sigan la melodía de las olas, y sus pasos sólo busquen el suelo firme?

—No me había puesto a pensar en eso...  —respondió Amber, con un sentimiento de nostalgia y preocupación en su mirada.

—Oh, cola de... —se detuvo, tragándose sus palabras y dándole una mirada apenada—. Lo siento, princesa —se corrigió y aclaró la garganta—. Es un dilema que te perseguirá, hasta que encuentres una solución.

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⏰ Última actualización: Dec 18, 2023 ⏰

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