Capítulo 26

19 4 8
                                    

Capítulo XXVI

          Entré al salón del trono unida al brazo de mi hermano

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Entré al salón del trono unida al brazo de mi hermano. Mi paso era suave pero firme, algunos me miraban al pasar y otros no se molestaban en disimular su cuchicheo. Leire me observaba a cada tanto con cierta diversión en el rostro. Llevaba un vestido de cola mediana, con un escote plano y unas hombreras finas. Las mangas eran abiertas desde el codo. Y sobre mi abdomen tintineaban miles de ligaduras de plata y adornos brillantes. Pero lo más importante...

"Voy a fingir que no me deseas provocar"

Sonreí, el vestido era completamente negro.

―¿Que le causará tanta gracia a mi hermanita? ―preguntó Leire con curiosidad.

Me giré hacia él con una leve sonrisa, negué con la cabeza restándole importancia.

―Un absurdo chiste de Unai. ―mentí. ―Un chiste que me dio sed.

Leire levantó un poco la cabeza y escaneó toda la habitación. Me señaló sutilmente una mesa repleta de bebidas, frutas y quesos.

―Te traeré... ―me observó con los ojos achicados. ―Crema de Coco.

Asentí de acuerdo con su elección. Era una bebida ligera pero lo bastante fuerte como para darme fuerzas para soportar la velada. Por primera vez en mucho tiempo me encontraba realmente ansiosa.

Solté suavemente su brazo, Leire me guiñó un ojo y se fue. Dejé ir un suspiro.

"Me volverás a ignorar"

―No hablo con quien no puedo ver. ―dije fingiendo desinterés.

La suave risa de Callahan inundó mis oídos provocándome fuertes corrientes eléctricas por todo el cuerpo. No nos habíamos visto desde la selección ya que yo me encontraba ocupada en la fortaleza.

"Pronto me verás"

No le contesté, no sabía dónde estaba pero no deseaba que los demás me trataran de loca por hablar sola.

Decidí seguir a mi hermano hasta la mesa porque se estaba tardando. Mientras me acercaba vi a Leire hablando con alguien, y el ambiente entre ellos parecía bueno. Sin querer ser una metiche cambié el rumbo y seguí hacía otro lado de la mesa, donde tomé una copa y la rellené hasta la mitad con vino.

El salón del trono era un lugar amplio y frio, en él se llevaban a cabo todos los eventos trascendentales, entre ellos estaban los nombramientos reales y de caballería. Para la ocasión se había creado un camino de pétalos de rosas por el cual Audri debía caminar hasta llegar junto al Monarca Supremo, en el pedestal.

Para ser coronado como Caballero Sacro además de la selección se debía pasar una luna en ayuno y otra luna en silencio. Debido a ello llevaba dos lunas sin ver a Audri, solo me habían permitido verle luego de que fuera atendido por los cenobitas e inmediatamente se lo llevaron.

DESCENSO  (Balada de los Hijos de la Luna, Libro I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora