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Llegue directo al baño, mi cabeza daba vueltas y tenía demasiado asco.

Alguien tomo mi cabello mientras yo vomitaba todo lo que me estuve aguantando.

– ¡No mames, que puto asco! – soltó mi cabello y logro a ensuciarse un poco

Pinche Natanael, salió haciendo como si fuera a vomitar el también.

Termine, me enjuague la boca y salí del baño, todos me miraban con una sonrisa ¿qué gracia tiene esto?

– Chinga tu madre – le pinte el dedo a Nata

– ¿Otra cervecita, mija? – me dijo Hassan

– No, gracias

– Vente, para que te bañes y se te baje lo peda – subió un escalón

– No estoy peda – dije toda mareada

– Si, si lo estás – era más que obvio

– No, mira puedo hacer una voltereta pa que veas

– No no, así déjalo – me detuvieron

– Ve a bañarte – dijo Hassan

– Bien – dije como niña regañada

Subí con Nata y me llevo a su habitación.

– Ya te abrí el agua caliente, por si estas tan pendeja la otra es la fría, cualquier cosa me avisas ¿okey?

– Si, gracias

– Te dejaré algo de ropa en la cama, estaré abajo por si me necesitas

– Okey – asentí

Entre al baño, le puse llave y me quite la ropa para darme una ducha.
Al terminar, tome la toalla que me dejo Nata y salí

Vi que en la cama había una sudadera negra con unos shorts del mismo color y, unos calcetines.

Me cambie y me entro un sueño como si no hubiera dormido en semanas, vi la cama de Nata tan...cómoda y linda. Sin pensar más me tire y me dormí de inmediato.

¿Acaso estoy pagando por todo lo que hice de adolescente con este horrible dolor de cabeza?

Me levante con un dolor horrible de cabeza, apenas y pude levantarme.

Me asuste al ver que estaba en otra cama que no sea la mía, pero la reconocí de inmediato, era el cuarto de Nata.

Salí de ahí agarrando la pared para evitar caerme, ya que todo me daba vueltas.

Busque mi bolsa y estaba tirada, la tome y saque mi celular, eran las dos de la tarde, mierda. Natalia ya debe estar despierta. Me extraño que no tuviera mensajes de Fany preguntándome donde estaba, seguro le avisaron los chicos.

Baje y no vi a nadie, todo estaba en silencio. Subí y no tenía ni la mínima idea en que cuarto estaban los demás, le mande mensaje a Nata, escuche la notificación en el cuarto de alado y un poco dudusa toque la puerta.
No obtuve respuestas, deben estar dormidos, toque otra vez y en eso abrieron la puerta, dejándome ver a un Natanael con el pelo revuelto, con cara de dormido, con un short negro y sin camisa.

– ¿Que quieres? – dejó la puerta abierta y se fue a acostar

– Buenos días ¿cómo estas? bien y tu, si – me tire a la cama – quiero ir a casa con mi Nati

– ¿Qué hora es? – dice sin abrir los ojos

– Las dos de la tarde

𝑼𝒏 𝑷𝒆𝒒𝒖𝒆𝒏̃𝒐 𝑨𝒄𝒄𝒊𝒅𝒆𝒏𝒕𝒆 // 𝑁𝑎𝑡𝑎𝑛𝑎𝑒𝑙 𝐶𝑎𝑛𝑜 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora