06.

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—Despierta, Hanbin —fue lo primero que murmuró Zhang Hao cuando el reloj dio las 8:00 a.m, pues el desayuno era a las 9:00 a.m y en las reglas estaba marcado que a esa hora todos ya deberían estar desayunando, ni un minuto más o menos—. Hanbin, levántate —beso gentilmente su sien.

—H-hyung —murmuró abriendo sus rasgados ojos y lo primero que hizo, fue sonreírle—. Hace mucho que no dormía así... G-gracias.

—De nada. ¿Vamos a preparar el desayuno? —pregunta comenzando a levantarse, deshaciendo aquel cálido abrazo que hacía sentir seguro a Hanbin.

—S-sí —tartamudea un poco incómodo, pues no quería separarse de Zhang Hao.

Ambos se levantan con cuidado, sin embargo, antes de poder tomar la perilla de la puerta, está comenzó a girar por si sola. Hanbin casi con rapidez toco la puerta, sin embargo no hubo sonido alguno.

—N-no podemos salir —dice dando un paso atrás, Zhang Hao frunce el ceño.

—Debo hacer el desayuno si no quiero que esas cosas se molesten —se cruza de brazos—. ¿Qué hago en estos casos?

—¿E-esperar? —un pequeño rubor se coloca en sus mejillas.

—Esperar no es una buena opción —le responde mientras que toma la perilla.

—N-no —Hanbin toma su muñeca—. T-tienes que tocar a-antes...

Zhang Hao suelta un bufido y vuelve a tocar, en respuesta se escuchan unos golpeteos que le indican salir. Justamente cuando abre la puerta, hay alguien del otro lado, de pie, mirándole.

—N-no l-le m-mires —alcanza a decir Hanbin. El pelinegro ni siquiera pudo mirarlo, pues cuando sintió aquel cuerpo enfrente suyo cerró sus ojos y agacho la mirada—. Camina, como si no estuviera —Hanbin le toma de la mano, Zhang Hao a duras penas camina sintiendo sus hombros pesados al igual que sus pies, aquella persona les miraba y cuando ambos estuvieron suficientemente lejos, comenzó a caminar con pasos lentes y pausados.

No deberías bajar las escaleras tan rápido —su voz era sumamente dura y raposa—. Los niños suelen jugar mucho ahí, ¿no, Zhang Hao?

El pelinegro comenzó a bajar las escaleras pero al borde de esta pudo notar a tres niños sonriéndole.

Girando, girando —de nuevo esa fastidiosa canción que le ponía los nervios de punta a Zhang Hao—. Recuerda, el secreto está en los niños,

—¡Hyung! —gritonea Hanbin provocando que el gire de golpe, aquella sombra casi monstruosa le comienza a jalar escaleras arriba.

¡Este juego no termina!

—¡Hanbin! —tomó las delicadas manos del decolorado para comenzar a jalarlo del lado contrario—. ¡Aléjate de él! —y tiro con más fuerza provocando que sus pies se tambalearan un poco.

Girando, girando.

—¡Basta! —pidió Zhang Hao nuevamente tomando más fuerza provocando que Hanbin se viniera de su lado y ambos cayeran escaleras abajo, el pelinegro abrazando a Hanbin amortiguó los golpes.

¿Quién está atrás tuyo?

—C-caímos —murmura Hanbin en el suelo, apegándose al pecho de Zhang Hao—. P-perdimos el juego —tiembla.

El reloj suena, son las 9:00 a.m y no hay desayuno. Las puertas comienzan a abrirse de golpe, pasos furiosos, aúllan siendo azotadas.

—¡Zhang Hao! —grita Hanbin con miedo, el pelinegro solamente puede levantarse, carga al decolorado provocando que este enrede sus piernas en su cintura.

El pelinegro comienza a subir las escaleras con rumbo a la habitación de Hanbin, pero cuando trata de caminar hacia el final del pasillo, en la primera puerta; hay alguien de pie.

¿Quién será más veloz? —pregunta, cuando está comienza a correr hacia él, Zhang Hao huye alcanzando a cerrar la puerta de la habitación de Hanbin.

—¿Hanbin? —pregunta dejándolo en la cama, Hanbin niega.

—Aquí no, aquí no —ruega entre lágrimas aferrándose al cuello del pelinegro—. No me lastimes como lo hizo él.

—¿De qué hablas? —se separa un poco notando terribles marcas en el cuerpo de Hanbin, recién hechas, por todo su delicado y pálido cuerpo—. Binnie...

—Ellos me lastiman pero no me lastimes como él, por favor. Aquí no —se aferra aún más y se apega a Zhang Hao.

¡Déjanos atravesar! —tocan con insistencia la puerta.

Hanbin lastimado, herido.

—¡Lárguense! —grita de vuelta separándose—. ¡Váyanse!

hanbin house ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora