05.

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—¿Cómo soportas esto? —preguntó en un susurró Zhang Hao, mientras que se sentaba en la cama, Hanbin solamente se encogió de hombros y procedió a acostarse en su cama—. No seas ridículo, ven y acuéstate acá.

—N-no p-puedo —agacha la mirada avergonzado—. V-va en contra de las r-reglas.

—¿Qué sucederá si te acuestas en esta cama?

—N-no lo sé, pero m-mi familia y yo no probamos cosas nuevas. Nos q-quedamos en l-lo seguro.

—Bien —el pelinegro tomó una almohada y la arrojó a un lado de la de Hanbin—. Abre espacio porque dormire ahí, contigo.

—¡Q-qué h-haces!

—Por dios Hanbin, no pienso dejarte ahí en el suelo y mucho menos sabiendo que esas cosas te lastiman. ¿Crees qué no vi los hematomas que tienes en las piernas? —el decolorado desvía la mirada con los ojos cristalizados—. No te conozco de nada, ¿vale? Pero estoy seguro que si viviera en una casa como esta, me gustaría que alguien vivo durmiera a mi lado. ¿O es qué tú no quieres? —Hanbin no contesta, solo tiembla—. Okey, no quieres —se inclinó nuevamente para tomar su almohada, pero una mano lo tomo delicadamente de la muñeca impidiendo que se moviera.

—Y-yo s-sí q-quiero —alza su mirada, ojos rasgados viendo directamente a Zhang Hao—. S-sí q-quiero.

El decolorado libera la muñeca del pelinegro. Zhang Hao asiente lentamente y comienza a bajar de la cama para quedar acostado enfrente de Hanbin, viéndose directamente a los ojos.

—¿N-no t-tienes miedo? —le pregunta llevando sus manos a su propio pecho, buscando cosa que le causa ternura al pelinegro.

—Demasiado —le responde pasando uno de sus brazos como almohada—. ¿Qué tal tú?

—S-sí —asiente rápidamente—. P-pero me da m-mayor temor que te vayas. N-no q-quiero estar solo aquí.

—Para tener la edad que tienes, eres demasiado tierno. Me gusta —sonríe un poco—. No me iré. Mi deber es cuidarte, así que eso haré.

—¿P-promesa? —Hanbin, como un niño pequeño, llevo su mano derecha a su pecho, dónde está su corazón.

—Promesa —Zhang Hao imitó su misma acción con una sonrisa.

Ambos quedaron en silencio, Zhang Hao pudo ver cómo los ojos de Hanbin comenzaban a cerrarse y el como estos se negaban a hacerlo. Pudo notar aquellas terribles ojeras en sus rasgadas facciones, no le gustaba que se viera así.

—¿Por qué no te has ido de esta casa?

—L-la vez que t-tratamos, ellos nos seguían, fuera cual fuera el lugar y se molestaban. P-pero si u-uno de nosotros se quedaba parecía que los c-calmaba —suelta un suspiro y talla sus ojitos—. H-hace un a-año yo me fui con mi mamá y dejamos a mi papá, e-este año es mi t-turno, p-pero realmente da miedo estar a-aquí.

—Por eso me contrataron —termina el pelinegro, Hanbin asiente avergonzado—. Vaya... —trata de procesar todo lo escuchado, pero le cuesta un poco de trabajo. Vuelve mirar a Hanbin y nota como este comienza a dormirse—. Duerme, se ve que lo necesitas.

—Pero... —trata de negarse, sin embargo, Zhang Hao lo atrae hacia él dejando su cabeza en su pecho—. H-hyung...

—Mi mamá solía decir que si tenías miedo, abrazaras a alguien y esa persona retendría ese miedo —anteriormente la mano que estaba sosteniendo su cabeza, ahora fue a parar a la nuca de Hanbin para proporcionarle unas leves caricias—. Duerme, yo te cuido.

Tímidamente Hanbin pasó sus brazos por la cadera de Zhang Hao.

No le abras la puerta a nadie —le murmura mientras comienza a cerrar sus ojos, dejándose vencer por el cansancio.

—Duerme, loco —le dice logrando que Hanbin suelte una risita.

—G-gracias, Hao —el pecho de Hanbin comenzó a subir y a bajar con calma, dando a entender que se había quedado dormido. Zhang Hao por su parte comenzaba a acariciarle aquel cabello pálido. Pero eso se vió olvidado cuando escuchó como unos pasos subían las escaleras.

Cruzando, cruzando. ¿A dónde me llevará este angosto camino? Este es nuestro camino... —los pasos se detuvieron enfrente de la puerta—. Por favor, déjanos atravesarlo.

Zhang Hao abrazó a Hanbin y colocó sus manos en los oídos del más pequeño, para que no escuchara nada y no se despertara.

Déjanos atravesarlo... —ahora la puerta era tocada con insistencia, Zhang Hao abrazó más fuerte a Hanbin. A diferencia de las antiguas voces, están eran más graves, venían de un adulto.

Vengo hacer una ofrenda —ahora la perilla era girada, pero esta estaba con seguro lo cual producía un sonido sumamente tenebroso en medio de la noche—. ¡Déjanos atravesar!

Hanbin abrió sus ojos notando como unos ojos avellana, le miran junto con una sonrisa y unos cálidos abrazos; rodeándolo.

Tranquilo, yo te cuido, Binnie —y beso su frente.

hanbin house ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora