12.

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—Shh —murmuró Hao tomando a Hanbin de las mejillas, el tintado comienza a llorar provocando que sus sollozos se escuchen en la habitación. El pelinegro le cubre la boca con la mano derecha—. Te voy a sacar de aquí, toma mi mochila y guarda todas las cosas que puedas ¿sí, mi niño? —besa su naricita y comienza a quitar su mano del rostro del menor.

Hanbin asiente no muy seguro.

—T-tengo m-miedo, hyung —le responde.

—Lo sé, pero hicimos una promesa, ¿recuerdas? Nada te va a pasar mientras yo esté aquí.

El contrario asiente y va hasta su armario mientras que el de mayor corre de manera rápida por la habitación, tomando su cartera y su celular.

Nuevo Mensaje.

Número desconocido.

Sal de aquí con Hanbin.

—No es como si les estuviera preguntando —dice frunciendo su ceño y guardando su celular.

—¿¡Hanbin!? ¿¡Dónde estás!? —se escuchan pasos rápidos subiendo las escalera, Zhang Hao se adelanta en abrir la puerta para después cerrarla, quedando cara a cara con la señora Sung—. Joven Zhang, ¿dónde está mi hijo?

—Dormido —le miente sonriéndole. Puede observar por el rabillo de su ojo como el padre los ve, está hasta el final del pasillo. Su celular timbra—. Disculpe un momento.

Mensaje nuevo.

Número privado.

"No dejes que salgan de la casa."

—Quiero ver a mi hijo, joven Zhang, usted ya se puede retirar —dicho esto, las luces comenzaron a fallar provocando que la señora Sung saltará en su lugar y al igual que su marido, gritaron—. ¡Déjenos estar con Hanbin!

Zhang Hao dio un paso atrás e inmediatamente negó con la cabeza, provocando que la señora Sung lo tomará de los hombros y le enterrara sus uñas lastimándolo.

—Ellos nunca me dejan ir, es parte de las reglas —la voz de Hanbin resuena en sus oídos al ver la desesperación de la progenitora del tintado—. El año pasado yo me fui con mi mamá y mi papá se quedó, este año es mi turno de quedarme; nunca me dejan salir de la casa o irme.

—Ustedes solo utilizan a Hanbin —dice empujando a la pelinegra provocando que está caiga al suelo. El padre quiere caminar hacia Zhang Hao, sin embargo, pareciera que algo lo toma de los tobillos porque inmediatamente cae al suelo—. ¡Hanbin! —le grita abriendo la puerta, el chico inmediatamente aparece en su campo de visión con la mochila en manos—. ¡Vámonos!

Le extiende la mano provocando que rápidamente la tome.

—¡Hanbin, no me desobedezcas! —grita su madre. Sin embargo no puede levantarse, algo o mejor dicho alguien, le toma de los brazos, lastimándola.

—¡Hijo! ¡Sung Hanbin! —suplica aterrada, Hao simplemente hace que el menor corra esquivándola—. ¡No desobedezcas a tu madre!

Logra tomarlo del tobillo provocando que el tintado caiga al suelo. Zhang Hao se detiene, las uñas de la señora Sung se entierran de una manera exagerada desgarrando el tobillo de su propio hijo, su pequeño niño comienza a llorar, extiende su mano hacia el pelinegro, lagrimas escurren por su rostro y su mandíbula tiembla.

—A-ayúdame —pide en un susurro.

Hao no se lo piensa dos veces, con fuerza, comienza a pisar el brazo de la madre del menor robándole gritos de dolor pero aún así se rehúsa a soltarlo, aplica más fuerza en su pierna provocando que se comience a zafar el brazo de la señora Sung.

Ella inmediatamente suelta a Hanbin, el mayor lo vuelve a jalar para que, entre quejidos, sigan corriendo. El padre quiere levantarse sin embargo el pelinegro logra empujarlo dejándolo nuevamente en el suelo.

Ambos bajan inmediatamente las escaleras logrando que se escúchame gritos desesperados en el piso de arriba.

—¡No te vayas, Hanbin! —suplica su padre entre gritos—. ¡Hijo, por favor! ¡Ellos nos lastiman si tú no estás!

—H-hyung —nombra entre tartamudeos, el más pequeño, deteniéndose—. E-ellos van a morir.

—No dejaré que te sigan lastimando —acaricia su mano—. Por favor, mi niño, quédate conmigo. Vámonos, nadie va a lastimarte.

Hanbin tiene los ojos irritados.

—¿Y c-cómo se qué tú no me vas a lastimar? —pregunta llorando.

—Porque te quiero, Hanbin —le responde simple—. Te quiero y haría todo porque estés a salvo, te necesito conmigo.

El corazón del contrario se acelera y finalmente asiente. Ambos van a la entrada, Zhang Hao simplemente no duda en abrir aquella puerta para después cerrarla de la misma forma.

Hanbin toma la mano del mayor con fuerza cuando están afuera. El pelinegro con la llave de la casa de los Sung, rasga la puerta.

"NO ENTRAR A ESTA CASA."

—Yo también te quiero, hyung.

The End.

hanbin house ♡ haobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora