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Al finalizar la última clase del día, Dazai se acercó al pelirrojo tal como había planeado para pedirle prestado su cuaderno de dibujos.

Todos estaban yéndose y Chuuya aún continuaba guardando cosas en su mochila con Yuan pegada a su lado como un chicle. Quizá eran novios porque parecían ser muy cercanos. Eso explicaría bastante bien la reacción de la chica cuando Dazai recogió el lápiz del pelirrojo el primer día. Ella sin duda era del tipo posesiva.

Dazai se puso la mochila al hombro y fue hacia su objetivo. No estaba seguro de cómo debía de empezar una conversación con esa persona de semblante serio o si siquiera tendría la oportunidad de hablar antes de que lo ignorara y siguiera su camino como si no existiera. Y es que ni siquiera Yuan, que llevaba como cinco minutos hablándole de quién sabe qué cosa, lograba tener su atención.

"¿De verdad son novios?" Se preguntó a sí mismo. Pensaba que, si de verdad eran pareja, ella debía de sufrir bastante porque Chuuya apenas la escuchaba y, por lo visto, tenía cero ganas de participar de la conversación.

Dazai suspiró, tendría que intentarlo.

—Ey, tus dibujos son geniales —empezó a decir recargándose sobre la mesa de Chuuya.

Yuan por fin guardó silencio y le dirigió una mirada de desagrado que no se molestaba en ocultar. Chuuya también detuvo lo que hacía y alzó la vista hasta que ambas miradas se encontraron.

Antes era consciente de que el pelirrojo tenía un agraciado y lindo rostro, pero viéndolo más de cerca se veía mucho más atractivo. Definitivamente no podía culpar a Yuan por su clara y bastante visible obsesión por su compañero de clase, cualquier chica caería a sus pies con sólo mirarlo.

—No voy a prestarte mi cuaderno —Sentenció Chuuya. Dazai no lograba diferenciar si se trataba del enfado actual del muchacho o si esa era su voz todo el tiempo, pero sonó tan ronca y sensual. Muy llamativa.

Pronto se sorprendió a sí mismo pensando mucho en él, alagándolo y alagándolo por todo, sus dibujos, su rostro y ahora también su voz. Ya era suficiente, ¿acaso él también formaba parte de las chicas que mencionó antes, enamoradas con sólo una mirada? Por supuesto que no, él no era un marica, así que debía dejar de actuar como uno.

Entonces, cuando Chuuya se levantó del asiento para colgarse la mochila en el hombro, Dazai tuvo la oportunidad de notar la diferencia en la altura de ambos. Él era un poco más alto que el pelirrojo ¿Cómo no lo notó antes?

Y, cuando se dio cuenta de lo que hacía mirándolo de nuevo, se dijo a sí mismo que debía parar de observarlo. Volvió la mirada a los ojos azules que no se apartaron en ningún instante, curiosos y enfadados sólo por tenerlo a él enfrente.

—¿Por qué no? —dijo por fin. Se sintió como una eternidad el tiempo en que tardó examinando a su compañero de clase, más lo que demoró para recuperarse y volver a la realidad.

"Últimamente me distraigo con facilidad, necesito tener los pies sobre la tierra" pensó Dazai.

—Porque no quiere, déjalo en paz —exclamó Yuan de la nada.

Dazai se había olvidado por completo de que la chica estaba ahí, apenas se acordó de ella cuando la vio de nuevo a lado de Chuuya y abrazada a él como una oruga fea en un árbol.

—Lo siento, pero yo hablaba con él, no contigo. Entrometida —replicó con toda la intención de ofenderla.

—¿Entrometida yo? Tú eres quien llegó e interrumpió nuestra conversación.

—Ah ¿En serio? Discúlpame, hace un instante pensé que hablabas sola porque a él no parece importarle lo que dices.

La chica giró los ojos y se cruzó de brazos.

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