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La segunda clase había comenzado hace diez minutos y Dazai estaba llegando tarde otra vez. A ese paso los profesores lo reportarían y terminaría en dirección. Tampoco le preocupaba estar sentando frente al director mientras lo reprendían, eso haría que perdiera más horas de clase, el problema era su padre. Si llamaban a su papá de nuevo sería bastante malo.

Después de que Chuuya abandonara el baño de hombres, Dazai se levantó y lo siguió. Los otros dos, Tachihara y Suehiro, también se levantaron adoloridos y se fueron lo antes posible temiendo a que Chuuya decidiera regresar para esta vez romperles los huesos.

Cuando Dazai entró al aula, el profesor de cálculo tenía a Chuuya retenido en la entrada haciéndole muchas preguntas, supuso que lo estaban regañando por la tardanza. Después de todo, esa era una "escuela de calidad" según las palabras de la maestra de inglés.

—Ah, así que usted también decide llegar a la hora que más le apetezca —señaló el maestro a Dazai.

Ese hombre era alto y delgado como un palillo, llevaba el cabello hecho un desastre y usaba esos patéticos suéteres viejos que usan los profesores de matemáticas. Es más, hasta tenía pinta de soltero y alcohólico.

"¿Por qué los profesores de matemáticas visten iguales todos?" Se preguntó Dazai para sus adentros criticando únicamente la vestimenta del hombre. Lo de que podría ser soltero y alcohólico no tenía nada que reclamarle, él mismo era un soltero alcohólico también. Simpatizaba en eso.

—Adelante, tomen asiento ambos y no vuelvan a llegar tarde o la próxima vez se quedarán los dos fuera de mi clase —finalizó el maestro después de un silencio tortuoso en el que ni Chuuya ni Dazai pudieron dar una explicación razonable por la cual habían llegado tarde.

Ambos fueron a sus lugares y no hubo más interrupciones por un corto tiempo. La tranquilidad no duró mucho porque, después de un rato, una voz sonó a través del altavoz del salón.

—Los alumnos de la clase 2, Nakahara Chuuya y Osamu Dazai, favor de pasar a la dirección —ordenó una mujer que probablemente era la secretaria del director.

Dazai no entendía que hizo esta vez, lo más seguro era que se trataba de la pelea ocurrida en el baño.

Los mocosos pandilleros de Tachihara y el Suehiro fueron llorando con el director para reportar la pelea como si no hubieran sido ellos los que la ocasionaron. Sino ¿Cómo más se enteraron de la riña sin no había nadie más en el baño que fuera de soplón?

De todas formas, Dazai no fue participante, no tenía de qué preocuparse. Perdería por completo la clase de cálculo y, si bien le iba, la tercera hora también.


* * *


Sentado en la oficina afuera de la dirección, Dazai tarareaba la canción que estaba sonaba en sus audífonos mientras que él y Chuuya esperaban su turno para entrar a la dirección y dar su declaración.

Tachihara y Suehiro llevaban alrededor de cinco minutos adentro, Dazai no quería ni imaginarse las mentiras que estaban inventándose para hacerse las víctimas y salirse con la suya.

—¿Podrías callarte? —habló Chuuya por primera vez desde que entraron.

Estaban sentados a tres asientos de distancia el uno del otro, como si también estuvieran peleados.

Dazai sabía que estaba enojado con él por alguna razón, aunque no lograba entender cuál era esa razón, no hizo ni dijo absolutamente nada para causarle ese tipo de reacción al pelirrojo cada vez que lo veía o que lo tenía cerca, y dudaba que fuera por la situación del cuaderno. Dazai estaba convencido de que se trataba de algo más, aunque no lograba averiguar qué.

RED GRAPHITE // SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora