—¡Dazai-san! Despierta, es hora de irnos —se oyó una voz a la distancia, pero Dazai no lograba distinguir de quién se trataba. Recién despertaba un poco alterado por los movimientos nada bruscos de la persona que lo sujetaba del brazo y estaba mareado, su vista nublada por completo no le permitía ver otra cosa más que miles de luces de colores—. ¡Dazai! ¿Me escuchas? Tenemos que irnos a casa porque ya es tarde... bueno, más bien es muy temprano y con toda honestidad no creo poder cargarte hasta tu casa.
Dazai soltó un quejido y poco a poco fue distinguiendo la figura de un muchacho albino que lo tiraba con suavidad de la camisa. Pasaron varios minutos de espera para que su pobre cuerpo respondiera, entre quejidos y murmullos sin sentido por parte del castaño que hacía un absurdo esfuerzo por decir algo.
—Me duele la cabeza —habló al fin de manera dolorosa. La voz salió ronca y tenía la boca seca, tenía una horrible jaqueca y no podía pensar con claridad, no recordaba nada de la noche anterior. Todo eran flashbacks de botellas y más botellas de alcohol, unas cuantas risas y diferentes chicas rodeándolo como si fuera un dios.
Atsushi inclinó la cabeza, rendido. Ver el aspecto de Dazai no era para nada placentero, estaba destrozado por completo: el cabello alborotado, la camisa desabrochada y unas cuantas manchas rojas de lo que parecía ser sangre en las mangas. Y su rostro estaba de lo peor, sus ojos hinchados y rojos como si hubiese ingerido otro tipo de sustancias, las ojeras eran increíblemente espantosas, e incluso tenía un rasguño en el cuello.
—¿Qué te sucedió anoche?
—¿Tan mal me veo? —Dazai soltó una risita, pero el estómago comenzó a dolerle en cuanto lo hizo. Se retorció del dolor dentro de la bañera.
¡Estaba en una bañera! ¿Cómo había llegado ahí? Por lo visto durmió dentro toda la noche, en una posición bastante incómoda. De seguro tendría el cuerpo entumido cuando se levantara, pero como no tenía ganas de levantarse ni de moverse ni un poco, no lo sabía con certeza.
—Mal no es suficiente para describir tu aspecto actual. Parece como si un huracán te hubiera arrastrado hasta dejarte así. En serio, no te rías, te ves horrible. Tienes sangre en la ropa y un rasguño en el cuello. ¿Te peleaste con alguien?
—¡Mmmh! No recuerdo.
—Va, estás acabado en serio —Atsushi le dio unas palmaditas de consuelo, sintiendo pena por su amigo.
Como si los golpes suaves de su amigo lo hicieran reaccionar de la nada, casi con la magia de una bofetada, Dazai cayó en cuenta de algo muy importante. Sus ojos se abrieron grandes y se sentó de un salto alarmado.
—¡ATSUSHI! —gritó de repente logrando que pegara un brinco del susto—. ¿Qué hacías en la fiesta? Eres menor de edad, no puedes beber alcohol.
—Ajá, y quién te dijo que bebí alcohol. Te prometo que no bebí ni una sola gota.
—Puedo olerte hasta acá.
—Ah, bueno. Sucede que yo estaba con... —empezó a decir apenado, sus mejillas ya estaban tornándose del color de una flama cuando se interrumpió a sí mismo—. Ey, no puedes regañarme, tú tampoco tienes la edad para beber. Es más, luces como si te estuvieras metiendo otra cosa además del alcohol.
—Bueno, bueno. Pequeños detalles.
—¿En serio? —preguntó alarmado.
—Por supuesto que no, soy demasiado joven y guapo para arruinar tan temprano este increíble rostro.
—No creo que debas decir eso, tu rostro no está bien hoy.
—Está bien, mejor ayúdame a levantarme.
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RED GRAPHITE // Soukoku
ФанфикParece ser que Dazai está obsesionado con los dibujos de su compañero de clase, un guapo pelirrojo de nombre Nakahara Chuuya. Y también parece ser que a Chuuya le gusta dibujar anatomías, especialmente si se trata de Dazai.