Viernes. El peor día de la semana.
Tocaban dos infernales horas en la clase de arte con el profesor Mori, y Dazai tenía cero ganas de una discusión, porque probablemente la habría. No había hecho el trabajo pedido, ni siquiera hizo el esfuerzo de cumplir.
Chuuya no le quiso prestar su cuaderno porque, por alguna razón desconocida, estaba enfadado con él. Claro que, Dazai sólo se la había pedido una única vez, y él no era de ese tipo que les ruega a las personas.
De todas formas, aunque se lo hubiese prestado, no habría hecho la tarea encargada. Es más, incluso si la hacía, por supuesto que no le quedaría igual y mucho menos mejor que el del pelirrojo, ni aunque lo calcara. La única forma de alcanzar el talento de Chuuya, era si el mismo Chuuya lo hacía por él, y eso nunca sucedería.
—Entonces, joven Dazai... —habló el profesor Mori en cuanto entró. Le sorprendía que recordara su nombre tan pronto—. Tenía una tarea que le encargué la semana pasada, si mal no recuerdo.
Ese hombre de verdad era raro, sin duda estaba loco. Apenas hubo entrado al salón de clases, dejó su maletín en el escritorio y se dirigió directamente a él, como si hubiera estado esperando toda la semana con la única intención de humillarlo, porque eso es lo que planeaba hacer.
No se acercó a Dazai, se quedó al frente de la clase para que todos pudieran escuchar bien la venidera reprimenda.
—Me parece que le encargué hacer un dibujo igual de perfecto que el de mi alumno estrella, Nakahara Chuuya. ¿Verdad? ¿Podría confirmárnoslo? —completó Mori. No hubo ni tantito descaro al mencionar a su "alumno estrella".
—Por supuesto. Así fue. —respondió Dazai sin una pizca de temor o vergüenza. Desde que comenzó esa innecesaria clase, nada de lo que el profesor dijera o hiciera le importaba.
El castaño estaba casi recostado sobre su asiento, con las piernas cruzadas y las manos entrelazadas detrás de la cabeza, como si estuviera en su propia casa.
—Bien pues, muéstrenos lo que hizo —invitó el profesor, también hizo una señal de que quería que pasara al frente a exponer su supuesta obra de arte.
—No la hice —contestó el castaño imperturbable. No cambió de posición en ningún momento, no se alteró, y su expresión facial seguía siendo la misma de un aburrimiento firme y constante, casi como si tuviera sueño.
El profesor Mori sonrió. Fue algo extraño, parecía la sonrisa de un maldito pervertido, y por su manera de comportarse con las mujeres, no dudaba que lo fuera.
Entonces, el hombre comenzó a caminar en su dirección, con pasos cortos y fuertes, sus zapatillas eran lo único que se escuchaba en todo el salón. Los demás estudiantes guardaban silencio, interesados por su nueva novela y actual fuente de diversión.
—¿Me parece haber oído bien que usted no hizo el trabajo que le pedí para hoy? —cuestionó Mori con tranquilidad, sus manos estaban detrás de su espalda y seguía sonriendo casi de manera maníaca.
—Así es, escuchó muy bien.
El hombre se acercó un poco más.
Dazai notó que la mayoría estaba mirándolo, incluso Yuan. Y digo que la mayoría porque la única persona que no se giró sobre su asiento era Chuuya, quien tenía la mirada clavada sobre su mesa como si algo le impidiera mirar la escena.
—¿Usted cree que esta clase es una broma y que aquí viene a burlarse de la autoridad que, en este caso, soy yo?
Dazai quería reírse fuerte, no porque le causara gracia, sino por la ironía de la situación. Se sentó firme en su silla para demostrar que iba en serio, y postró las manos en la mesa.
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RED GRAPHITE // Soukoku
FanfictionParece ser que Dazai está obsesionado con los dibujos de su compañero de clase, un guapo pelirrojo de nombre Nakahara Chuuya. Y también parece ser que a Chuuya le gusta dibujar anatomías, especialmente si se trata de Dazai.