Sunagakure estaba en el ojo del huracán, con su Kage muerto, su supuesto aliado desaparecido, la invasión fracasando y con la más fuerte de las cinco aldeas shinobi tras ellos actualmente se encontraban en un gran problema. ¿Cómo evitar su aniquilación y recuperar la confianza de la Hoja? El consejo de la aldea actualmente yacía debatiendo este tema, cada uno proponiendo alguna idea para ser descartada con rapidez, los consejeros civiles apenas participaban en esta discusión, entendían la situación de su aldea, pero no sabían cómo deberían abordar esto, los shinobi resolvían sus asuntos, a sus ojos de una manera ilógica.
-¿Porque no darles todos los rollos de los jutsus que conocemos?- propuso uno, no falta aclarar que fue tachado de estúpido, no podían permitirse el lujo de dar una compensación monetaria tan grande como lo exigía la hoja por los daños hechos, su Daimyo, un hombre avaro y de poca visión militar simplemente se lavó las manos en el asunto, dejando este problema en sus manos, otro propuso ceder algunos territorios pero también fue descartado rápidamente, si los otros países se enteraban de que Sunagakure había cedido parte de su territorio no dudarían en atacar ahora que están debilitados, otro más propuso dar inteligencia sobre la aldea del sonido, esta vez los shinobi no parecieron disgustarse ante la idea.
Muy bien -hablo Baki con voz autoritaria, al ser el sensei de los hijos de Kazekage tenia ciertos privilegios que otros Jounin simplemente soñarían con poseer- entregaremos toda la información que tengamos sobre la aldea del Sonido, pero todavía tendremos que renegociar los acuerdos de nuestra alianza, debemos mostrar que estamos dispuestos a enmendar nuestro error. - todo el consejo asintió en acuerdo a las palabras del jounin
-Y, ¿si hacemos un matrimonio político? – dijo una voz áspera y cansada – hace algún tiempo que no escucho sobre estas alianzas, además podría ser benéfico para nosotros a largo plazo, y de esa forma también garantizamos nuestra buena fe en la reconciliación de ambas aldeas- todos voltearon a ver a una anciana que miraba a todos con seriedad, con un peinado corto y de color lavanda palido, llevaba una túnica de un verde apagado y sobre su cabeza un gorro se posaba en ella, en su rostro una expresión cansada y seria miraba a todos. Su nombre era Chiyo, y era una de los ancianos de la aldea, junto a su hermano Ebizo eran miembros del consejo muy venerados. Chiyo era conocida por ser una de las maestras marionetistas más importantes en la aldea, además de ser una de las pocas personas en poder realizar fuinjutsu, aunque su nivel no era ni siquiera tan alto como un genin en Uzushio en su mejor momento.
Baki miro con un poco de curiosidad a la anciana. -Y ¿a quien propondría en el matrimonio Chiyo sama? – Baki estaba esperanzado que quizás el matrimonio político podría no solo salvar a la Arena de la destrucción, si no también mejorar su poderío militar a futuro, con una alianza tan fuerte no había dudas de que Suna sorprendería con su rápido avanza en su fuerza
-Propongo a Temari, es la hija de nuestro ahora ya difunto Kazekage, y como bien saben tanto ella como Kankuro fueron instruidos en los aspectos de la vida noble, y por lo tanto Temari sabrá como lidiar con un matrimonio político, no quiero ser grosera subestimando las habilidades de una noble para lidiar con temas político, pero, al ser este un problema shinobi dudo mucho que una civil pueda hacer algo, sé muy bien los riesgos que correrá la chica, así que si alguien tiene una mejor idea que la diga ahora. – Hablo la anciana titiritera, la sala estaba en silencio, muchos shinobi estaban viendo los pros y contras de esta sugerencia que parecía extenderles un rayo de esperanza.
