Capítulo 7. No

3.8K 489 152
                                    

Ambos llegaron al acuerdo de que su relación, ahora de noviazgo, debía mantenerse en secreto al menos hasta después de los exámenes.

Era cierto que a Katsuki le preocupaba el futuro de Izuku, no quería volverse una distracción, y como de todos modos no podían pasar tiempo juntos cuando Gogo estaba presente, Izuku pasaba la mayor parte de su tiempo en casa estudiando, ya fuera solo o con el menor de los Bakugo.

Ahora que Gogo había conseguido captar la atención de la chica que le gustaba pasaba menos tiempo en casa, ya que Mitsuki y Masaru trabajaban de lunes a viernes, ellos pasaban bastante tiempo en citas improvisadas en casa.

Ya fuera en un picnic en el jardín, tarde de películas románticas, karaoke en casa y tutoriales de baile en pareja porque:

—A mis padres les gusta bailar —le explicaba mientras comenzaban a balancearse al ritmo de una hermosa balada. —Recuerdo que cuando era niño no entendía qué les agradaba tanto de esto.

Alzando sus manos unidas Katsuki guió a Izuku para girar sobre su lugar, el omega giró el cuerpo con gracia y se dejó atraer hacia su pecho cuando se volvieron a encontrar de frente.

Ver los preciosos ojos esmeralda de Izuku le hizo suspirar y sonreír.

—Ahora lo entiendo.

No todo era color de rosa, si bien no habían discutido y Katsuki aún se mantenía temeroso de la que sería su primera pelea, porque estaba seguro que la tendrían con Izuku siendo la pequeña fierecilla que es, la realidad era que encontrar momentos a solas eran difíciles y complicados, ellos ni siquiera pudieron celebrar el cumpleaños de Izuku como una pareja, ambos se tuvieron que conformar con un simple abrazo porque no encontraron momento ese día para estar a solas. Katsuki se las apañó para meter un ramo de 18 rosas rojas de tallo largo a la habitación del omega pero ni siquiera pudo ver su expresión al verlas.

Ya llegaría el momento en el que pudieran revelar su relación.

Otra situación que se estaba volviendo rápidamente algo contraproducente era la impetuosidad de Izuku. Si bien Katsuki supuso que cuando se besaron por primera vez ese era, en efecto, el primer beso del pecoso, la verdad es que no estaba seguro, incluso después pensó que no podía ser así. No fue hasta que el propio omega lo admitió, sin ninguna pena, que él se puso colorado hasta las orejas.

—Yo debería ser el avergonzado, no tú —le dijo entre risas.

—Yo te quite tu primer beso —la resolución le cayó como balde de agua fría —soy una especie de pedofilo depredador de mierda.

—¿De qué rayos hablas? Yo fui quien te besó, el alfa de esta relación podrás ser tú pero definitivamente yo tengo el mando.

—¿Ah si? ¿Eso crees?

—Estoy seguro.

—Ya lo veremos cuando… —pero no fue capaz de terminar lo que estaba pensando.

—¿Cuando qué?

—Definitivamente tengo un problema.

—¿Pensaste en sexo, verdad? —Katsuki casi se atraganta con su propia saliva —ibas a decir que lo veremos cuando tengamos sexo ¿no es así?

Pero Katsuki solo lo miró sorprendido. Izuku no parecía sentir vergüenza en situaciones sexuales, al menos no con él.

—No, no era eso, definitivamente —pero su mente no fue tan rápida para inventar una excusa y la astucia de Izuku lo superó inmediatamente.

—No tengo problemas, las parejas tienen sexo ¿Cuándo será eso?

Al alfa casi le da una embolia. —No hay necesidad de correr cuando apenas aprendiste a gatear cachorro.

Él no lo sabe, pero va a ser mi esposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora