La Riviera de las Almas

Capítulo 8

El Escuadrón del Mañana: un grupo de élite conformado por las personas más disciplinadas, atentas y fieles a su nación; un equipo entrenado para traer la paz a los ciudadanos y castigar a los que pretendan alterar y violar las leyes y derechos humanos; un escuadrón que pone el orden condenando a los que lo perturben sin importar quién o quiénes sean, pues siempre llevan con honor el lema de los Tomrows en alto: "Los sentimientos no interferirán en el deber".

Actúan cuando se los ordena.

Sin embargo, un valioso Tomrow, quien no había tenido problema alguno en el entrenamiento y además, fue el mejor graduado de su grupo, acababa de violar todas las normas del Escuadrón. Por ello, sus excompañeros se encontraban bajo un ataque de pánico por lo ocurrido y corrían de un lado a otro dentro de la sala de control llevando nuevas órdenes y noticias a los demás Tomrows y autoridades.

Listar se había quedado petrificada frente a la pantalla con la que intentó hacer entrar en razón al Capitán Cassiedy. A causa de su fracaso, todos intentaban encontrar una forma de rastrear al vehículo, una tarea difícil tomando en cuenta que los rastreadores implantados habían sido extirpados.

—Aquí Centro de Control. ¿Me copia patrullero 6? —habló un hombre de avanzada edad a través de un micrófono diadema.

—Aquí patrullero 6. Copiado ­—respondió un Tomrow con voz débil y cansada.

—¿Qué novedades nos trae? ¿Lograron seguir al patrullero 7?

—Lamento informarle que hubo un accidente en las vías. Es muy probable que ellos lo provocaran para impedir su persecución. El patrullero 5 se encuentra en muy mal estado y mi compañero será llevado al hospital junto con el conductor del camión caído. No son heridas que representen un peligro de muerte, pero se tornarán graves si no se tratan a tiempo. Sentimos haber fallado. Me dirigiré al hospital junto con mi compañero.

—Entendido. Traten de volver lo más rápido al Escuadrón.

Listar se había quedado en silencio mientras escuchaba la conversación. No tenía que estar ahí. Solo le dieron una tarea y había fallado, por lo que, en cierto modo, todo lo que estaba sucediendo era por sus malas decisiones y los demás debían saberlo, pero ninguno se encontraba en sus cabales para echarle la culpa en cara. Estaban tan atareados que no notaron que seguía allí. Lo mejor sería salir antes que se dieran cuenta de que ella fue la responsable de haberle otorgado un Objetivo tan misterioso a un Tomrow sin estabilidad emocional y con depresión.

Se vio decidida a caminar con lentitud mientras se dirigía a la salida más cercana.

—¡LISTAR! —Escuchó gritar con furia a una voz masculina que provenía del segundo piso de la Sala de Control.

Era el presidente.

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—Por favor, tome asiento. Esto va a tomar tiempo —dijo el señor Norm Duggan, actual presidente del país, mientras observaba a Listar parada en el umbral de la puerta que conducía a una sala elegante.

La habían escoltado en helicóptero hasta la casa del presidente para tener una charla sobre lo que estaba sucediendo, pero ella presentía que no iba a salir viva de las instalaciones por lo que había provocado. Sin embargo, decidió tomarlo con toda la serenidad posible y tomó asiento en un sofá frente a otro enorme que estaba ocupado por el presidente. Entre ambos muebles, había una pequeña mesita con una tetera y unas tazas de porcelana.

—¿Té?

—No, muchas gracias —se reusó por temor a ingerir algún líquido mortal.

—Lo que usted diga. Como sabrá, uno de los Tomrows escapó con un Objetivo sin antes admitir que difundió la información clasificada de la verdadera labor del Escuadrón. Este muchacho que tenía que presentar el Proyecto este año, representa un verdadero peligro para la ciudadanía. Tiene información delicada que, si es expuesta, todo el sistema del Gobierno que ha permitido la perfecta supervivencia de nuestra raza se irá a la basura. Logré apaciguar a las personas del auditorio, pero seguramente, muchas quedaron angustiadas y con la duda de si es verdad lo que dijo.