Capítulo 10

10 1 0
                                    


El pánico en el ambiente les impedía pensar con claridad.

—¿Qué hacemos?

—¡No lo sé! ¡Mi mente se nubló! ¡No se me ocurre ningún plan!

—¿De qué demonios estás hablando? ¿No que eras un gran genio?

—¡Olvídalo! —gritó Minjoon nervioso—. ¡Ya sé qué hacer! Si no mal recuerdo, cerca de aquí hay un bosque. Podemos llegar antes de que los helicópteros nos vean y nos ocultaremos entre la vegetación.

—¡Entonces conduce más rápido para lograr efectuar ese plan!

Minjoon presionó el acelerador hasta el fondo.

Las patrullas aéreas se aproximaban cada vez más y más, pero no lo suficiente como para que el vehículo entrara en su campo de visión.

Una frondosa área verde se divisó ante ellos: era el pequeño bosque.

—¡Date prisa!

—¡Eso intento! —Entre gritos desesperados, ingresaron a su escondite. Detuvieron el auto debajo de las abundantes hojas y ramas que ayudaban a ocultarlos de una visión aérea.

Se quedaron en completo silencio hasta esperar a que los helicópteros pasaran.

En situaciones como aquella, el pánico era comprensible, sin embargo Jaim notó que su compañero estaba completamente aterrado, actitud que lo confundió, pues hace unas horas, había mantenido la calma mientras el camión se volcaba detrás de ellos. ¿Por qué ahora estaba tan asustado?

—¿Estás bien? —preguntó aturdido por su extraño comportamiento.

—No —respondió mientras se hiperventilaba.

—Pensé que estabas bien con toda esta situación. Allá en la carretera...

—¡Es diferente! —gritó con lágrimas en sus ojos—. No...no tolero...esos... aterradores... ruidos.

—¡Esos aterradores ruidos provienen de unos malditos helicópteros! ¿Acaso nunca los has escuchado?

—Yo... ¡no lo sé! ¡Siento pánico con los ruidos fuertes! —anunció con desesperación mientras su respiración aumentaba a una velocidad preocupante y se llevaba las manos a los oídos.

—Está bien, pero trata de calmarte ¿sí? Es muy peligroso que respires de esa forma.

—¡Están demasiado cerca! —chilló Minjoon mientras se encogía en su asiento para hacerse un ovillo y sentirse seguro mientras los helicópteros volaban a unos metros de distancia.

—Tranquilo. —Trató de reconfortarlo, pero parecía no escucharlo.

Su respiración lo estaba asustando, posiblemente le causaría un desmayo o un ataque cardíaco, siendo ambas situaciones riesgosas para su misión, por lo que buscó una forma de consolarlo para que dejara de poner su vida en peligro.

Dejó su asiento y se acercó lo suficiente a Minjoon para dejarse caer y abrazarlo.

—No temas. Vas a estar bien. —El estruendo de los helicópteros aumentó a su máximo volumen: estaban sobre ellos. Pero para su buena suerte, el ruido se fue alejando hasta volverse inaudible. Se habían ido. Notó que la respiración del chico se normalizaba poco a poco.

Se quedaron en esa posición por unos minutos más. Jaim ya no buscaba consolar a su compañero; buscaba reconfortarse a sí mismo de todo lo que había vivido; un abrazo después de muchos años tenía el poder de curar todas esas cicatrices que se habían formado a lo largo de su vida.

La Riviera de las AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora