Capítulo 17

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El mundo es un lugar peligroso y cruel. Solo que muchos tienen el privilegio de estar ciegos ante esto y vivir en una falsa felicidad. Pero hay excepciones; hay personas que han logrado llenar sus vidas de alegría con solo tener su corazón colmado de pureza, como el mismo Minjoon, quien siempre ha observado la parte positiva de la vida. Sin embargo, todo su mundo de ensueño se derrumbó ese día en el bosque, un momento que le hizo darse cuenta de que la sociedad no es como él se lo imaginaba.

Había personas que vivían en una eterna tormenta de sufrimiento y, al sentirse tan miserables, llevaban ese torbellino a alguien más para pasarle toda la melancolía. Y es exactamente lo que Jaim hizo.

Min jamás había experimentado un corazón roto, y al ser su primera vez, era un dolor insoportable; una herida muy difícil de sanar. No sabía cómo lidiar con aquello, por lo que simplemente se dejó llevar por la tristeza, esperando que esta lo condujera hacia un camino sin retorno, pero libre de sufrimiento.

Estaba tan ensimismado y distraído buscando una forma de alejarse del mundo, que no se dio cuenta de los peligros que lo asechaban a su alrededor hasta que fue demasiado tarde.

Al parecer el Universo había accedido a sus deseos de desaparecer.

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Los árboles pasaban a su lado a toda velocidad; no tenía ni un minuto que perder. Jaim jamás había sentido tal adrenalina que provocaba un acelerado palpitar en su corazón.

Tenía que correr lo más rápido posible si quería salvar a la única persona que le importaba en el mundo.

Mientras seguía su camino, sacó el celular y revisó qué tan lejos estaba de Minjoon. Un poco de alivio le recorrió el cuerpo al comprobar que no le faltaba mucho por recorrer, pues, sus fuerzas estaban por los suelos.

Poco a poco comenzó a reducir la velocidad y, ocultándose detrás de troncos y arbustos, trató de divisar a su amigo y al par de Tomrows que se suponía estarían con él.

Todo el bosque estaba en completo silencio y Jaim comenzó a plantearse la idea de que había llegado demasiado tarde, cuando unas escandalosas risas y un golpe seco le llamaron la atención.

Sigilosamente, se movió entre la vegetación para no ser visto, hasta que estuvo a unos metros de los dos Tomrows, quienes estaban alrededor de un pequeño bulto encogido por el dolor y el miedo: era Minjoon.

No podía verlo con claridad, pero pudo notar que el pobre chico estaba con su ropa hecha jirones, dejando ver parte de su piel cubierta de moretones y pintada de rojo; su cabello estaba empapado por toda la sangre que emanaba de una posible herida en la cabeza.

Minjoon no luchaba y no había ninguna señal de movimiento. Parecía inconsciente, o al menos eso era lo que Jaim eligió creer.

Los Tomrows, que una vez creyó que eran las mejores personas sobre la faz de la Tierra, ahora le parecían demonios repugnantes que disfrutaban del sufrimiento ajeno mientras soltaban risas inhumanas.

-¿No está tardando mucho? -preguntó uno de ellos mientras que, con su pie, movía el rostro de Min de forma brusca para asegurarse de que siguiera con vida, pero evidentemente, se había desmayado con el golpe que le habían dado en la cabeza hace unos minutos con la culata de una de sus armas.

-Yo digo que el Capitán ya tendrá otras oportunidades. -Dijo el otro Tomrow mientras le daba una última patada en el estómago. -Hay que acabar con este Objetivo lo antes posible. ¡Encárgate de esto! Yo ya me cansé.

El primer hombre que había hablado sacó un revolver y apuntó a la cabeza del cuerpo que yacía inmóvil en el suelo.

Fue cuestión de segundos, pero su actitud protectora le ayudó a recobrar las fuerzas necesarias para la última pelea del día. Antes, apretar el gatillo de cualquier arma le era una tarea demasiado difícil para su moral y ética, pero después de experimentar un odio incurable hacia los tipos que habían golpeado mortalmente a Min, ya no era una tarea imposible.

La Riviera de las AlmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora