Hollow Knight Fanficción - El Retorno del Rey Blanco

Cap. 7 - La Última Pista

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Fueron apenas tres segundos de pura tensión, pero para Hornet fueron horas de cruenta agonía, en los cuales podía sentir cómo cada órgano de su cuerpo se retorcía antes la descomunal fuerza sobrenatural que recorría su cuerpo. Y tan pronto como comenzó todo el show infernal, se esfumó sin siquiera dejar rastro, o un ápice de dolor en el cuerpo de Hornet.

Tras la repentina clama, Quirrel fue finalmente capaz de abandonar la cobertura, solo para ver aterrado a Hornet, quien era la que más sorprendida estaba de los dos. Ahora, esos segundos de agonía parecían simplemente un recuerdo del pasado, como si nunca hubiese ocurrido. Por otro lado su cuerpo no sentía ningún dolor o presentaba algún cambio aparente. De nos ser por las marchas de quemaduras por todo la habitación, hubiese sido difícil saber que había pasado. 

Quirrel: - Hornet... ¿Estás bien? -

Hornet: - Eso... Eso creo. No siento nada extraño. - Decía mientras examinaba su cuerpo.

Quirrel: - ¿Algún mal estar? ¿Algún dolor? -

Hornet: - No. ¿Qué fue todo eso? -

Quirrel: - El vacío es algo que escapa de mi comprensión, y de la de muchos. Parece que tu cuerpo lo ha asimilado, pero no puedo garantizar que no te afecte a largo plazo. De cualquier forma, hagas lo que tengas que hacer, no deberías demorarte demasiado. No sabemos cuanto tiempo puedas resistir. -

Hornet: - Iré a var a la Dama Blanca. Ella... sabrá que hacer. Tu ve al templo del Huevo Negro. Ayuda a las polillas con lo que puedas hacer. -

Quirrel: - ¿Qué? ¿Las polillas? -

Hornet: - No tengo tiempo para explicar... Solo ve. -

Dejando a Quirrel más confundido que nunca, Hornet abandonó los archivos y se dirigió al palacio. Gracias al ciervo no demoró mucho en llegar gracias a la estación oculta, pero para su desgracia, la Dama Blanca no estaba en el palacio. Preguntó a todos los trabajadores y guardias, pero ni siquiera los sirvientes personales de la antigua reina sabían donde estaba. Nadie la había visto desde que ambas abandonaron el palacio para ir a ver a Jiji. 

Hornet se apresuró hacia la casa de la confesora, aún así, estaba completamente vacía. Intentó mirar por la ventana, pero no era capaz de ver a nadie en su interior. Ni siquiera una sombra que intentase esconderse. Preguntó a los vecinos de alrededor, pero nadie había visto a la confesora en mucho tiempo. Como si simplemente se hubiese esfumado. 

No era una coincidencia. La desaparición conjunta de ambas no fue un simple azar, y Hornet lo sabía, pero no tenía tiempo para buscarlas en vanos. Así que regresó al palacio, con la esperanza de poder encontrar algo que le fuera de utilidad en los antiguos archivos de la biblioteca. Muchos de ellos rescatados de la torre de los eruditos. Una pena que el Rey Pálido hubiese quemado mucho conocimientos intentando ocultad su vergüenza.

Hornet caminaba absuelta en sus pensamientos, tratando de encontrar una forma de hacerle frente a esta crisis. Confiaba en que Ogrim pudiese retener el ataque de salvajes lo suficiente, pero ya había pasado demasiado tiempo, y sus fuerzas podrían verse diezmadas. Por supuesto, no habría forma que ella se enterase de la intervención de los insensatos. Caminaba por el largo puente, cuando escuchó en la distancia una la discusión que la sacó de sus pensamientos.