"Podrás devorar la luz con tu oscuridad, pero nunca apagarás su brillo. Podrás crear la vasija perfecta, un contenedor de oscuridad absoluta, pero hay algo que nunca podrás crear. Un contenedor vacío. Pues todo lo que se arrastre, vuele o camina, si...
"¿Qué... Qué ocurrió? ¿Dónde... Dónde estoy?" Hornet se preguntaba a si misma.
Hornet parecía estar flotando en un mar de aguas doradas. No sentía nada. No pensaba en nada. Era como si su cuerpo simplemente se hubiese apagado, dejando solamente su conciencia en ese lugar tan pacífico. ¿Acaso estaba en el paraíso? ¿Cómo iba a saberlo?
Tuvo tiempo de sobre para pensar y pensar. ¿Cuanto tiempo había pasado? ¿Unos minutos? ¿Horas? ¿Días? No sabría decirlo. Solo sabía que nada de eso tenía importancia en esos momentos. Podía simplemente seguir flotando, dejarse arrastra por la mansa corriente que la conducía a quien sabe donde. Y si era sincera consigo mismo, ni siquiera quería despertar. Y así hubiese sido, de no ser por una extrañas voz que sacudió su cabeza.
????: - Levanta. -
Cada letra le provocó un tipo de dolor diferente, haciendo que su pacífico sueños se convirtiese en una pesadilla. ¿De quien era esa voz? Nunca antes la había escuchado, pero recordarla le producía un fuerte escalofríos en todo su caparazón. Hornet abrió los ojos lentamente, mientras una radiante luz amarilla le impedía ver con claridad. De hecho, tal luz hacía que incluso fuese doloroso ver.
Trató de usar los manos para cubrir su rostro, mientras sus pupilas poco a poco se iban adaptando a la iluminación del lugar. Comenzaba a ver siluetas, siluetas extrañas que no podía entender con claridad. Luego sus oídos comenzaron a captar señales, voces que le gritaban unas a otras... Acaso... ¿Era una batalla? ¿Por qué había tanto ajetreó? Poco a poco sus ojos le permitieron ver el panorama, mostrando una imagen que le helaría cada gota de sangre.
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Frente a ella se alzaba una enorme polilla radiante. Tan grande como la misma Ciudad de Lágrimas, y tan brillante como el propio sol. La luz del Rey Pálido parecía una mediocre vela ante tanta majestuosidad y poder. No había duda alguna. Esa era el Resplandor. Esa era la causante de todo el sufrimiento en el reino, y en su pasado.
A los pies del Resplandor yacía un cuerpo cansado, lleno de heridas y muy maltratado. Estaba distante, pero Hornet podía reconocerlo por la estatua en la plaza central de la Ciudad de Lágrimas. Era él. Era el Hollow Knight original, de eso no había duda. Su espíritu aún luchaba... ¿Pero cómo? Se suponía que el caballero había tomado su lugar como contenedor para el Resplandor. Y de ser ese el caso... ¿Dónde estaba el caballero?
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