Cap. 8 - El Campeón del Abismo

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Cada fibra de su cuerpo le decía que corriese, que se diera vuelta y nunca más regresase a ese siniestro lugar. Que sellase la entrada y derrumbase la caverna para que nadie nunca más pudiese contemplar los horrores que escondían las profundidades de la tierra. Pero su mente era más fuerte, su voluntad inquebrantable. Aplacó todos sus miedos solo con su resolución, y se adentró a las negras fauces del dolor y los rencores del pasado. 

La camino hasta el fondo del abismo no era para nada una tarea sencilla. No había un ascensor, o una simple escalera que usar. Eran fragmentos de roca inestables que sobresalían de las paredes el único medio disponible para llegar a su destino. Un camino que hubiese hecho retroceder a cualquiera, pero gracias a su agilidad y habilidades, Hornet pudo alcanzar las plataformas.

Hornet usaba sarcillos de telaraña que ella misma producía para alcanzar las plataformas más alejadas, mientras se columpiaba de un lugar a otro gracias a la fortaleza de sus ebras. Después de todo, Hornet era una tejedora, y no cualquier tejedora, sino la heredera de Herrah. La matriarca de Nido Profundo. 

Tras el duro descenso, Hornet finalmente pudo alcanzar el suelo firme, aunque no era firme, ni tampoco era suelo. Bajo sus pies se encontraban miles de máscaras amontonadas, formando una tétrica capa que no permitía ver la tierra o la roca sobre la que descansaban. Pero Hornet sabía la verdad, esos no eran simples máscaras. Esos eran los cadáveres de sus hermanastros que, a diferencia del Hollow Knight o el caballero, no fueron capaces de encontrar la salida del abismo. Aunque la mayoría de ellos ya habían muerto incluso antes de haber nacido. 

Hornet no podía estar tranquila. Una fuerte sensación de peligro recorría todo su cuerpo, y la obligaba a estar en alerta con su aguja en la mano, pero no había nada a su alrededor, salvo la pobre luz de una linterna que portaba en su mano libre. Miró alrededor pero no encontró nada, solo miles y miles de cadáveres amontonados, y solo la enorme estructura de un imponente faro que sobresalía entre el mar de muerte. 

El faro estaba encendido, enfocando su intensa luz sobre un mar negro, similar a la sustancia que bebió y casi le arrebata el alma. Se acercó lentamente, mirando hacia todos lados por si aparecía algún enemigo inesperado, pero cada señal que creía sentir no era más que un producto de su propia paranoilla. Se detuvo a orillas del lago negro, el vació mismo en su estado primordial. Pero algo era realmente extraño.

No había viento alguno. E incluso la leve brisa que lograba colarse por la entrada era devorada de inmediato por la penumbra del abismo. Aún así, el lago de aguas negras estaba levemente agitado. Restringido. Como si quisiera explotar. Como si tuviese voluntad propia. ¿Acaso era la potente luz del faro lo único que diezmaba su naturaleza? Pero de ser ese el caso... ¿Por qué el epicentro de las perturbaciones estaba justo bajo el reflejo sombrío de Hornet. ¿Acaso la estaba llamando? ¿O acaso el propio vacío anhelaba algo más?

Entonces lo supo. El vacío estaba llamando por ella. Estaba llamando por el Alma del Monarca. Lo deseaba. Lo quería. Era como si esas negras aguas pidieran a gritos que les entregase el amuleto. Lo que ocurrió después parecía carecer de toda lógica. 

Hornet se detuvo justo al borde de una plataforma que daba directamente al lago negro. Con la mirada baja, como si estuviese en algún tipo de trance. Ajena del mundo que lo rodeaba. Y sin previo aviso. Se dejó caer sobre la negras aguas. 

Hollow Knight Fanficción - El Retorno del Rey BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora