Capítulo 26 ◕✿。

43 6 1
                                    

Culminación Lilieth

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Culminación
Lilieth

La brisa de la noche ondea las cortinas ligeras del balcón de mi suite, estremeciendo las ondas que he realizado en mi cabello. Retoco mis labios con un rojo vino, retirando el exceso de polvos de mi pecho: ajustando el escote del vestido largo del mismo color del labial, el cual deja al descubierta mi pierna derecha, dejando parte visible del tatuaje de la leona que descansa en mi pelvis. Las mangas del vestido son largas dándole ese toque elegante y sexy que me gusta portar.

Pero como dice Giorgio Armani, “La elegancia no es destacar, es ser recordado”, y yo esta noche deseo serlo en varios aspectos. Suspiro al tocar el objeto frío de mi dedo anular, que muchas veces desee olvidar. Abandonarlo en algún lugar donde jamás pudiera encontrarlo, pero aun así, me aferre a él como un recordatorio filoso que partía mi pecho con todo aquello que perdí y me fue arrebatado. Los ligeros golpes en la puerta me hacen echar un último vistazo al espejo completo. Nunca he sido una persona vanidosa, pero no negaré que me encanta lo que veo. No hay nada más hermoso en la vida que ponerte bello para ti mismo y sentirte pleno con ello.

—Es hora mi señora —dice Arón en la sala de estar y acomodo el cuchillo y el arma en mi muslo izquierdo.

—Bien, vamos —señalo al salir de la habitación, acomodando mi anillo, y él se queda estático por un par de segundos.

—Mi señora... —me sigue apresurado cuando observa que no me quedo a esperarlo de su aturdimiento, llegando casi al inicio de las escaleras —. Está usted preciosa...

Lo observo y detalló como su asombro se congela cuando ve más haya de mi espalda.

—No te pagan para decir estupideces —recrimina la voz gruesa y careciente de humor del hombre a mi espalda, y respiro hondo para después exhalar despacio, llenándome de paciencia para aguantar a la rubia.

Giro despacio para enfrentarlo, sorprendiéndome al no ver a la rubia, y trago grueso al detallar lo bien que le queda ese traje gris plomo que le resalta su anatomía, y los ojos que encandilan al peligro, rodeado de sus hombres, esperando por no sé qué, estoy a punto de preguntar, pero toma mi mano halándome hacia él para que siga su paso.

—¿Qué crees que haces? —indago con los nervios que empiezan a despertar en mi cuerpo al sentir el contacto de su piel.

—Estamos aquí para fingir que podemos ser un matrimonio estable —recuerda exasperado, con una irritabilidad que es capaz de transmitir —. ¿O lo has olvidado?

—Ósea que ellas no... —, frunzo el ceño tratando de indagar, pero me enfrenta haciendo que calle de golpe y me reprenda cuando su mirada brilla con un sentimiento que no logro reconocer.

—¿Ellas no qué? —su voz dura atasca mi respiración en mi pecho, y niego sin decir nada más. «No es de mi incumbencia», me recuerdo al caer en cuenta de lo que estaba, apuntó de preguntar y como mi voz salió llena de alivio.

Tormentosa Aflicción Libro 2 (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora