Hay amores que están destinados a repetirse, que en todas sus vidas están sentenciados a encontrarse, algunas veces el hilo del destino nos entrelaza a una persona, pero ¿qué pasa cuando ese vínculo no es único? Y peor aún ¿Qué haces cuando en medio...
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¡Holis!, gracias por venir, antes que nada quiero agradecer a los que pasaron por acá y dejaron comentarios tan lindos en el primer capítulo, me ilusiona mucho saber que las historias anteriores les gustaron y me anima mucho más a continuar. Este capítulo va dedicado para thd_lhce , sabía de un par de personitas que querían la continuación de la historia, pero fue una sorpresa enorme que fueras la primera en leer y me dejaras mensajes tan lindos de apoyo, gracias de todo corazón, espero te guste el capítulo ❤
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Al día siguiente a Aru le dieron de alta, estaba de mal humor por el dolor y por no haber podido dormir bien, no dejó que Mike la llevara en silla de ruedas y aunque lento pudieron llegar al vehículo. Entre los dos la conversación surgió rápido, hablaron durante todo el trayecto al aeropuerto como si se tratase de viejos amigos. Durante el vuelo Aru miraba las manos de Mike, le extrañaba que no portara anillo de matrimonio, pero supuso que tal vez aún no estaba casado. Al llegar a Alemania Mike ya tenía un vehículo esperándolos, condujeron por horas, al llegar a un lugar boscoso Mike se desvío a la izquierda por un camino de piedra, y después de un largo rato llegaron a una pequeña cabaña
— Llegamos, espera para ayudarte – le indicó Mike
Ella esperó, con la conversación se había convencido de que era un buen tipo y si se tomaba la molestia de recibirla en su hogar, al menos debería corresponder su trato. Le ayudó a bajar tratándola con delicadeza, al entrar la sentó en un cómodo sillón y le llevó agua
— ¿Y tu esposa? Me gustaría conocerla
— ¡Ah sí, la señora Zacharius! Iré a buscarla
Mike dio la vuelta y desapareció, luego de un par de minutos lo vio entrar con un pequeño perro en brazos
— Te presento a la señora de la casa
Aru se quedó mirándolo sorprendida, él se sentó a su lado y la pequeña Jack Russell brincó de su regazo y se acomodó en el de Aru para lamerle la cara
— ¡Es un perro!
— Una perra, se llama Susy
— Jajaja creí que estabas casado – dijo ella entre risas por las cosquillas
— Bueno, no hay señora de ese tipo, pero ella es quien espera ansiosa mi llegada
— ¡Eres muy linda Susy! – chilló con una vocecilla aguda – ¡Auch! ¡Ahí no!
Mike la miró, con una sonrisa en el rostro que se desvaneció cuando se percató de que su mascota le lamía el mentón, donde tenía un moretón grande. Luego, detalló el cuello de Aru y observó las sombras rojizas con marcas de dedos, por lo que bajó la mirada y rápidamente apartó a su mascota
— Lo siento
Aru al notarlo cabizbajo tapó su cuello y desvío el tema de conversación
— Es un perro muy pequeño para ti – dijo en tono de burla
