Esa mañana fue más fría de lo normal, tal y como Zeke había predicho, amaneció con una ligera llovizna lo que hizo que Aru tardara más en despertar. Se encontraba envuelta entre las sábanas blancas de la gran cama cuando sintió que Mike se apoyaba y se abalanzaba sobre ella
— Vamos pequeña, tenemos que partir pronto – dijo dándole un suave beso en el cuello
— Mmmm Miiiikeee no quiero, tengo sueño
— Es viernes, mañana tendremos un par de días libres, vamos, ya me bañé, solo faltas tú
Ella volviéndose hacia él lo rodeó con sus brazos haciendo que se acurrucara en sus pechos
— Quedémonos un rato más en cama
— Mmmm hueles diferente – afirmó él aspirando profundo entre su busto – mañana cuando volvamos podremos dormir todo lo que quieras, hoy debes levantarte
— Eres tan responsable – replicó ella tras un bostezo
— Alguien tiene que ser el responsable de la relación
— Supongo que sí
Aru lo atrajo hacia ella y le dio un suave beso en los labios, luego se levantó para ir al baño a alistarse. Una hora después estaban de camino. Desde que salió de casa, la pequeña tenía un presentimiento, algo no andaba bien, una ligera sensación de ansiedad permanecía en su interior, no era su estado habitual, pero el constante movimiento en su pierna, evidenciaba que estaba nerviosa.
— ¿Todo bien cariño? – preguntó Mike
— Si... es solo que me siento un poco cansada, debimos reportarnos enfermos – hizo un puchero
— Roguemos que el clima esté así mañana para dormir hasta el mediodía
Ella rio un poco
— Oye, ¿crees que podamos ir a cenar a algún restaurante bonito hoy? Quiero que hablemos sobre algo
— Claro, ¿cómo qué quieres comer?
— ¡Camarones! – dijo sin dudarlo – empanizados con mucha salsa tártara
— Buscaré el lugar perfecto, tú déjamelo a mí... ¿y de qué quieres hablar?
— Ya lo sabrás en la noche Bärchen, no comas ansias, no es nada malo – rio de manera maliciosa
Mike sonrió, le encantaba que después de tantos años juntos aún lograba sorprenderlo, así que simplemente asintió. El día transcurrió con normalidad, luego de la lluvia matinal el ambiente se llenó de una densa neblina, el olor salobre del mar se sentía más pesado y por el clima se dedicaron a tareas internas.
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Caótica belleza
Hayran KurguHay amores que están destinados a repetirse, que en todas sus vidas están sentenciados a encontrarse, algunas veces el hilo del destino nos entrelaza a una persona, pero ¿qué pasa cuando ese vínculo no es único? Y peor aún ¿Qué haces cuando en medio...