✧─CAPÍTULO 1: LA CASA DE LA CALLE SHEEN

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Lockwood y yo acabábamos de salir del taxi que nos llevaba a la calle Sheen, las farolas protectoras ya se habían encendido.

- Gracias- le dijimos al conductor. 

- Muy bien, - empezó Lockwood - te voy a preguntar por los planes en cualquier orden. Nunca se sabe cual necesitaremos ni cuando, y es vital que podamos comunicarnos rápido y claramente con la menor cantidad de palabras posibles.

- Buen comienzo, pero dijiste más de 30 palabras para explicarme que vas a hacer.

- Déjate de bromas, Lucy. No tenemos tiempo. ¿Cuál es el Plan C?

- Plan C, quien este en combate debe hacer un circulo defensivo. Plan E, tu luchas contra el visitante, y yo me ocupo de la fuente. Plan D, es al revés. Plan B, bombas de sal. Plan A, agua de lavanda y el Plan F, fuego griego, que solo debe usarse bajo control en interiores.

- Diez de diez- dijo Lockwood.

- Solo han sido seis- le dije.

- Vaya tendré que pensar en cuatro más.

- Decías que no había tiempo para bromas.

- Bueno vamos bien de tiempo- dijo Lockwood, y me sonrió.

Durante esta conversación, sin darnos cuenta ya habíamos llegado a la puerta de la casa.

- ¿Es la dirección correcta?- le pregunté.

- Calle Sheen, número 62, Sra. Hope.

Lockwood llamó a la puerta. Nada. Nos acercamos más para ver a través del cristal de la puerta, nos pareció ver una sombra pasar.

- Ahí viene- dijo Lockwood, colocándose bien la corbata.

- ¿Sois de la agencia?- preguntó alguien detrás nuestro.

Nos giramos. La señora Hope, pensé.

- ¿Señora Hope?- preguntó Lockwood - Soy Anthony Lockwood, esta es mi compañera Lucy Carlyle. Venimos Por su problema. ¿Nos acompaña al interior de la casa?

- No, no pondré un pie ahí- dijo la señora Hope un poco melancólica -. No desde que murió mi marido, no desde que murió como murió.

Lockwood agachó la cabeza en señal de lamentar su perdida.

- Los disturbios han sido constantes- continuó la señora Hope-. La venderé, pero hay que arreglarla primero.

- A eso es a lo que nos dedicamos- dijo Lockwood.

- Localizar el visitante, y neutralizar la fuente- le continué yo-. Un espacio seguro, es un cliente satisfecho.

-¿Y el supervisor? Creía que debía haber un adulto en una investigación- preguntó la señora Hope, un poco asustada.

-Literalmente, - comenzó Lockwood - según la ley, solo hace falta un adulto si los agentes están en formación. Pero ese no es nuestro caso.

- La verdad, los adultos suelen ser un estorbo- dije yo contenta.

Lockwood se giró y me miró con mala cara. Yo rectifiqué mi palabra.

- Por su falta de sensibilidad, pueden entorpecer.

Lockwood sonrió y rio. La señora Hope le dio la llave a Lockwood.

- Una cosa más, señora ¿ Hay alguien más en la casa? Hemos visto...

- No, yo tengo la única llave- contestó -. El formulario con todo lo que necesitáis saber. Yo ya me voy. Se acerca el toque de queda.

Y tal como dijo, se giró y se marchó. Antes se giro un momento para mirarnos.

Lockwood & co.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora