Ni modo, la vida sigue

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Freen Sarocha

—No. Llévame de nuevo a casa. Odio las fiestas.

—Pero si el disfraz te queda hermoso —replicó mi hermano—. Tienes que divertirte.

Hacía unos días me había llegado una invitación de Charlotte, una compañera de clases, a su fiesta de cumpleaños número diecisiete. Y era de disfraces. Y mi hermano vio la invitación antes que yo, así que básicamente me compró un disfraz y me obligó a ir.

Cuando vi el disfraz de hada, no me pude negar.

Aunque una vez que estuve fuera de la casa de Charlotte y vi toda esa gente, quise huir.

—Tienes que divertirte, Freen —repitió—. No puedes vivir encerrada en tu cuarto.

—En mi cuarto me divierto mucho —aseguré.

—En tu cuarto no convives.

Claro que sí. Con mis amigos de internet.

—Es que en las fiestas hay gente.

—Pues sí, Freen. Son fiestas.

—No me gusta que haya tanta gente.

—Te dije que invitaras a Becky, pero no quisiste.

—Estaba ocupada —mascullé, mirando a otro lado.

Era mentira. No sabía nada de Becky.

Richie había dicho que la invitara, y le dije que lo haría, mentí, por supuesto, y luego seguí mintiendo diciéndole que no podía ir.

Hace unos días, me había escrito. Y yo no le respondí. Y me sentía muy mal por ello.

Y me pareció una solución perfecta ir a mirar su perfil de Instagram. Donde, por cierto, se me fue un like en una publicación de hace años. Esperaba que no lo hubiese notado.

Incluso me preguntaban por la Chica Perdida en twitter, yo solo fingía demencia. Porque no podía responderles que no sabía nada suyo porque estaba siendo una tonta con ella.

Y es que, como había dicho Nam; la tenía fácil. Solo debía ir y decirle que también me gustaba. Pero me daba miedo. Y ahí estaba yo complicando todo.

—Muy bien, me largo —dije, quitándome el cinturón—. Pendiente de Bonbon, no vuelvas a dejar la puerta abierta.

—Se dice «por favor»

—Por fis.

Dejé un beso en su mejilla y él me dijo que tuviese cuidado. Porque si no me lo decía no lo iba a tener, claro.

Me bajé del auto, y observé la fiesta, medio nerviosa. Había gente incluso fuera de la casa. Pero me pareció genial que todos llevaran disfraz, seguro era por la amenaza que Charlotte dejó en su invitación.

También le daba puntos porque había buena música.

Entré a la casa, abriéndome paso entre la gente, y casi quise chillar cuando sonó una canción de Why don't we. Pero tenía que disimular mi fanatismo y buscar un lugar en donde no hubiese tanta gente.

Un chico me entregó un vaso cuyo contenido desconocía, pero aun así lo acepté. No me lo iba a beber, de todas formas. Era solo para que no me siguieran ofreciendo.

El lugar que más me agradó, fue las escaleras de la casa. Porque estaban detrás de una pared y ahí no había ni un alma. Así que ahí me quedé. Sentada en un escalón mirando mi vasito con contenido de dudosa procedencia.

Y pensando en Becky. Porque era lo único en lo que podía pensar.

Siquiera había logrado escribir algo, y eso me frustraba, porque solía escribir todos los días. Incluso me preguntaban si todo andaba bien, yo respondía que sí.

¿Qué escribes? - Adaptación FreenBeckyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora