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Adavertencias: fluff y poco drama. AU de híbridos y omegaverse.

Si Vegetta tuviera que definir su vida, diría que era trágica y horrible

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Si Vegetta tuviera que definir su vida, diría que era trágica y horrible.

Bueno, quizás no horrible. Trágica sí. Tener diecisiete años y ser un híbrido de ardilla no era tan trágico, pensaba, aunque estuviera al final de la cadena alimenticia, lo que significaba ser atormentado por otros híbridos carnívoros o más grandes o salvajes que abusaban con facilidad de él.

El problema era mucho más sencillo que eso: era un híbrido de ardilla que estaba gordito. Rechoncho. Bolita. Como quieras llamarlo.

El punto es que estaba con un poco de sobrepeso y eso lo hacía más objeto de burlas que el resto de híbridos herbívoros, como Luzu, que era uno de conejo y algo hiperactivo. Pero al menos era delgadito y bonito, y cuando le iban a agredir, siempre ponía ojos enormes e inocentes, lo que hacía que sus verdugos se sintieran mal, y se transformaba en una bolita de nieve que salía corriendo antes de que pudieran hacerle daño.

Vegetta sólo provocaba disgusto y burlas, pero al menos no golpes. Eso era una ventaja.

Miró su reflejo en el espejo, disgustado con su propia visión de sus mejillas regordetas, y trató de sonreír, pero sólo logró que sus mofletes se vieran como si estuvieran llenos de nueces. Terminó por fruncir el ceño con odio hacia sí mismo.

―Te ves bonito hoy, Vege ―dijo Luzu con sus orejitas caídas, sonriendo y mostrando sus dientes delanteros, su colita blanca y esponjosa asomándose en su trasero.

Vegetta miró su propia cola en el reflejo del espejo: castaña, larga y levantada, también esponjosa, y la abrazó antes de darse vuelta, sus propias orejas pequeñitas ocultas por su cabello desordenado.

―No digas eso ―dijo con desánimo―, me veo horrible. Estoy gordo y fofo y lleno de grasa por todas partes, soy feísimo.

Luzu dio un salto y lo abrazó, provocando que Vegetta tuviera que devolverle el abrazo para que no cayera al suelo.

―¡Mentira! ¡No mientas! ―Luzu lo agarró de las mejillas―. Eres una ardillita muy bonita, ¡tú alfa será muy afortunado, Vegetoide!

Ah, sí, y sumado a todo eso, era una ardilla omega.

Refunfuñó, dejando a Luzu en el suelo para salir del baño e ir a clases, odiando al mundo por hacerlo de esa forma. Desde que tenía memoria que recordaba ser así, regordete, y siempre decía que bajaría de peso los lunes. Pero luego veía las avellanas y se atragantaba con ellas, importándole poco seguir subiendo de peso.

La verdad era que Vegetta no le tomaba tanta importancia, al menos, hasta que llegaba al colegio y todos se reían de él. En especial los híbridos carnívoros alfas, que estaban ubicados en la cúspide de la cadena alimenticia.

Vegetta los detestaba a todos. O bueno... a la mayoría, porque un híbrido carnívoro era uno de sus amigos, aunque no era alfa, sino omega.

Roier entonces apareció, su colita de zorro asomándose de su culo, una sonrisa enorme pintada en su rostro.

Wild Chipmunk ║FooligettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora