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Lang Qianqiu estaba horrorizado por lo que veía en aquel lugar, el joven dios no estaba acostumbrado a ver como la gente... o bueno en este caso los fantasmas, apostaban como si nada algunas partes de sus cuerpos, sus emociones, etc. Para el era algo horroroso y no podía pensar que tipo de jefe permitía que esas atrocidades pasaran.

- ¡¿Cómo es posible que permitas esas atrocidades?!! - preguntó apuntando con su dedo al que el suponía que era el fantasma con mayor rango.. y por ende, el que mandaba en ese lugar. 

Hua Cheng no dijo nada, a el le caía mal ese niño. ¡Por su culpa no había podido ver a su hermoso gege por 100 años! , así que se limitó a ignorarlo ... aunque si por el fuera ni siquiera lo hubiera dejado entrar a su ciudad.

- ¡Te estoy hablando!! ¡ Se supone que tu manejas todo aquí ! ¿Cómo puedes permitir que la gente apueste sus cuerpos y almas!- exclamó exaltado el joven, entrando en cólera al ver como aquel fantasma lo ignoraba - ¡No me ignores!

- Que ruidoso - dijo Hua Cheng, haciendo una seña con sus dedos. - Si no te gusta lo que ves entonces lárgate, no quiero lidiar con un dios como tu.  - comentó esto último con algo de cizaña en su voz. 

- T-Tu!. - el castaño iba a decir algo mas pero se cortó cuando fue levantado y apresado en lo mas alto del lugar. 

-  Escuchen bien! Este dios ahora será un premio para aquel que logre ganar en la próxima apuesta. - exclamó con voz autoritaria la calamidad, divirtiéndose al ver como ese principito se desesperaba. Si por el fuera, ya lo hubiera regresado lo que le hizo su esposo pero mil veces peor.. pero sabía que su lindo esposo no querría eso así que se aguantaba.

Al mismo tiempo, Xie Lian y Shi Qingxuan veían toda aquella escena con una gotita de sudor. Se suponía que era una misión discreta, pero al parecer el dios del oeste no sabía que era eso.

- Su alteza... tenemos que rescatarlo  - murmuró el señor del viento. 

- Si pero ¿Cómo? 

- ¿Porqué no va usted, le da besitos a su esposo y lo convence de que lo deje ir? Estoy seguro que no se lo negará! - expresó con emoción el dios, mientras le dirigía una mirada coqueta al príncipe.

- A-Ah? ¿E-Enfrente de todos? - Xie Lian se sonrojó de solo pensarlo - P-Pero...ah.. veré que puedo hacer. 

- Muy bien su alteza! yo distraeré a Lang Qianqiu para que usted pueda convencer a su esposo solo como usted sabe.

- Bien.. - suspiró el de blanco, la verdad es que aun después de tantos años de casados. Aun le daba algo de pena besar a su esposo enfrente de los habitantes, y mas porque estos siempre se ponían emocionados al ver las muestras de cariño. 

- ¡Usted puede su alteza! - animó el señor del viento, dando palmaditas en la espalda a su amigo. El cual parecía un tomate por lo rojo que estaba.. pero bueno todo sea por la misión. 

 

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