Capítulo 6

574 61 24
                                    

- ¿Qué está haciendo usted aquí, duque Eckart?- dije mientras me acercaba inconscientemente a Callisto.

El duque, sin el menor atisbo de emoción en sus palabras respondió:
-Estaba discutiendo con su alteza los detalles del juicio de Yvonne.-

Analicé las palabras en busca de cualquier cosa que pudiera haber entendido mal, pero no encontré ninguna. ¿El duque estaba de acuerdo en juzgar a Yvonne?

Nunca antes se me había dificultado tanto mantener una expresión neutral como en ese momento.

- ¿Qué es una ejecución?, ¿Se come?-

Preguntó Judith en mis brazos. Instantáneamente, la atención del duque recayó en la niña. Estreché a mi hija contra mi pecho, en un gesto protector.

No me fiaba ni un pelo. El duque me había hecho daño y no dejaría que se lo hiciera a Judith. No dejaría que esa niña sufriera por el mismo hombre que yo.

Mi mirada se tornó dura, fiera y dominante. Una mirada que no dejaba espacio para ningún tipo de amenaza.

Entonces lo vi. Los hijos del duque estaban llenos de arrepentimiento y dolor hacia sí mismo. Me quedé confundida.

Ahí mismo, no estaba el hombre que me había desechado directamente después de que su verdadero hija apareciera milagrosamente. No, ahí sentado parecía más viejo que hacía unos días. Más cansado y preocupado.

Sentí una mano posarse sobre el brazo que utilizaba para sostener a la niña y me giré, con una mirada desconfiada dirigida hacia el duque Callisto cogió a Judith de mis brazos y la sentó sobre sus piernas.

-Es parecido a deshacerse de algo inútil.- Mencionó con una sonrisa solemne en la cara.
La niña, muy atenta a las palabras de Callisto, sonrió ampliamente.

-¿Como arrancar las malas hierbas del jardín?.- Callisto le acarició la cabeza a modo de aprobación.

- Exactamente.- elevó la mirada en mi dirección.- Ven princesa, siéntate a mi lado, todavía tenemos cosas que discutir con el duque.- 

A la derecha de su silla había otra igual. Ambas sillas eran más altas que el resto y que probablemente fueran para el príncipe y su Majestad el Emperador cuando se llevaban a cabo reuniones oficiales con los ministros.

Me senté y acto seguido miré a Callisto muy inquisitiva.

- El duque Eckart está aquí para negociar un trato. Al ser descendiente de una casa noble antigua y respetada, la perr... digo, la señorita Yvonne no puede ser llevada a juicio sin la aprobación del cabeza de familia. 

Entonces, el duque muy amablemente accedió a permitir el juicio con la condición de que volvieras al ducado. - Eso último lo masculló entre dientes, reacio.

Sopesé la idea en mi cabeza. Ciertamente, la aprobación del cabeza de  familia no había hecho falta en mi juicio porque era adoptada, no descendiente directa por sangre, pero tampoco es como si Yvonne hubiera planeado envenenarme a mí. El plan inicial era envenenarse a sí misma y luego inculparme. Sabiendo eso, no quería que saliera inmune pero si llegaban a juzgarla y se revelaba que planeaba auto envenenarse, los cargos ser reducirían notablemente. Tampoco sabía con exactitud como reaccionaría Yvonne a un juicio porque seguramente confiaba que el duque no diera permiso para llevarlo a cabo.

- Vale, acepto. Volveré al ducado Eckart.- Dos pares de ojos me miraron de inmediato.

Callisto visiblemente decepcionado y el duque aliviado. El príncipe se cercó a mi oído para que solo yo pudiera escuchar sus palabras.

- ¿Estás segura princesa?, ¿de verdad quieres volver a esa casa?- dijo preocupado.

- No quiero, pero es la única forma de que obtengamos el permiso para el juicio.-

Me levanté de la silla y apoyé las manos sobre a mesa. 

-Accedo a volver al ducado Eckart durante dos meses con una condición. Que me dejéis reunirme con Yvonne.- Súbitamente, Callisto y del duque dijeron al mismo tiempo:

- No.-

- Ni hablar princesa, no estoy de acuerdo en ponerte en peligro.- Dijo Calisto.

-Estoy de acuerdo con Su Alteza, es demasiado peligroso Penélope.-

-Entonces no habrá pacto alguno y todos nos quedaremos sin lo que queremos.- Me crucé de brazos, dejandoles la decisión final a ellos, aunque ya estaba decidida. No había manera de que Callisto dejara escapar a Yvonne de esa manera.

Ambos meditaron en silencio durante unos segundos hasta que Callisto habló.

- De acuerdo. la princesa podrá reunirse con Yvonne Eckart escoltada, y solo si está escoltada por un grupo de guardias escogidos personalmente  por mí. A cambio, el duque aprobará la solicitud para el juicio y Penélope pasará dos meses en el ducado con la posibilidad de volver al palacio en cualquier momento. Si todos estamos de acuerdo con estas condiciones, así se hará.-

El duque y yo asentimos en señal de aprobación, dando por zanjada  la discusión.

Callisto y yo nos levantamos de las sillas, dispuestos a salir de la sala cuando una voz nos interrumpió.

- Ahora, ¿les importaría explicarme quien es esa niña?-

El príncipe y yo miramos a Judith que se había mantenido tranquila y en silencio durante toda la reunión.

Nos miramos entre nosotros y nos volvimos a sentar en las sillas.

- Esto es... un poco difícil de explicar.-dije incómoda. - Esta niña se llama Judith y es, bueno, mi hija del futuro.-

La boca del duque se abrió, en completa estupefacción.

- ¿Qué quieres decir Penélope?, pero esa niña es completamente idéntica al Príncipe.

La sonrisa de superioridad de Callisto era mas grande de lo normal cuando contestó.

- Eso es porque también es mi hija, duque. Judith Régulus, futura princesa heredera y única sucesora al trono.-

- Bueno... eso puede no ser exactamente así.- Dije bajito, pero al parecer ambos hombres me escucharon. Callisto me miró en confusión, sin entender mientras que por su parte el duque se sentaba. Su semblante había perdido todo el color mientras asimilaba la información.

- ¿Qué quieres decir princesa?- preguntó.

- Luego hablamos.- 



La niña de los ojos rojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora