Capítulo 2

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Sorprendida, sostuve su carita entre mis manos. La pequeña rio ante mi toque y se revolvió divertida.

-Me haces cosquillas Mami. ¿Te encuentras bien?-

-¿Quién eres tú y como has entrado aquí?- Suponiendo que fuera pariente del Príncipe, nunca la habían mencionado en el juego y luego era escalofriante el parecido que mantenía con él. Eran como dos gotas de agua, aunque su pelo era más ondulado y no tenía esa aura asesina que espanta a todo el mundo. Calisto no tenía hermanos más allá del segundo príncipe y definitivamente no tan pequeños, su madre había muerto cuando él tenía 6 años.

-Soy Judith, Mamá. Y he entrado por la puerta, Papá dijo que podría venir a verte si no te despertaba.- Pronunció en un lenguaje infantil. Parecía que creía haberme despertado.

-No me has despertado, tranquila. Pero yo no soy tu madre pequeña.- La niña estaría perdida o se habría confundido de cuarto, aunque me preguntaba si había alguien más alojado en este edificio como para que la niña fuera a visitarla.

-Claro que lo eres Mamá. ¿Te has golpeado la cabeza?, ¿debería llamar a Papá?- dijo preocupada.

Dispuesta a sacarle información la pregunté.

-¿Cómo se llaman tus padres?- Me miró extrañada y como si la hubiera preguntado su propio nombre me contestó.

-Papá es el emperador del imperio Eorka, Calisto Régulus, y Mamá es la emperatriz, Penélope Régulus. ¿Es esto alguna clase de juego?.-

Me congelé ahí. ¿Calisto y yo?, ¿sus padres?. Definitivamente necesitaba una explicación, y pronto.

Llamaron a la puerta y entonces Calisto se asomó. Judith, al verlo, corrió a sus brazos y abrazó su pierna.

-¡Papá!-

Cambiado y aseado, se veía menos desaliñado que cuando me desperté. Al ver a la niña y mi cara de desconcierto, cogió a la pequeña en brazos y se sentó a mi lado.

-¿Cómo te encuentras princesa?-

-Eso no importa ahora, ¿me podría explicar qué es esto?- Cuestioné notoriamente desconcertada.

Suspiró y me di cuenta de que las ojeras persistían debajo de sus ojos. Me miró tratando de buscar las palabras correctas para explicarme este tema aparentemente tan complicado.

-Esta niña,- dijo acariciándola la cabeza.-es nuestra hija, o al menos lo será en un futuro. Y ella te curó.

Me quedé en shock. Esto no tenía ningún tipo de sentido.

-¿Qué quieres decir con eso?, Déjese de bromas su majestad, no estoy de humor.-

-No estoy bromeando princesa, Judith es la futura princesa heredera del imperio y es nuestra hija. Aunque cueste creerlo, es verdad. Por su cuerpo corre la sangre del dragón dorado.- Entonces, apartó con sumo cuidado el pelo de Judith y me mostró unas pequeñas alas doradas en su espalda.

Al estar tapadas por su pelo, no me había dado cuenta de que las tenía. Asombrada, acaricié la carita de la niña que se había dormido increíblemente rápido en los brazos de Calisto. El dragón dorado, el primer emperador y fundador del imperio era el símbolo de la familia real, que se enorgullecía de portar su sangre.

-¿Y cómo es posible?-

Me miró divertido, y se acercó con una mueca de burla en los labios.

-Bueno Princesa,- susurró en mi oreja.- cuando un hombre y una mujer se quieren mucho, pero mucho mucho...- le tapé la boca con mi mano, extremadamente ruborizada.

-No necesito saber eso su alteza, solo cómo es posible que una niña tan pequeña pueda haberme curado y como está tan seguro de q es mía.- Con la sonrisa aún en sus ojos, se alejó y me lo explicó.

Aparentemente, los magos reales habían utilizado un método poco ortodoxo para comparar el maná de la niña con el mío, que al parecer era extremadamente poderoso, dado que no paraba de reclamarme como su madre. Como los resultados coincidieron en un 98%, no cabía duda de que era mi hija. También lo compararon con el de Calisto, e igualmente coincidió en un porcentaje más que probable.

Todos se sorprendieron pero afortunadamente los rumores no se extendieron gracias al príncipe. el cual manejó la situación como un caso de extrema importancia.

Me sentí agradecida con él. Si la noticia se hubiera extendido, podía claramente vislumbrar las miradas de desprecio que la gente me echaría.

También me comentó que la investigación sobre mi envenenamiento se había llevado a cabo con éxito, y habían arrestado a Yvonne después de encontrar veneno en su cuarto.

Ahora todo tuvo sentido. En el juego, Yvonne se envenenó a sí misma para deshacerse de Penélope, pero esta vez no contaba con que yo me envenenaría a mí misma, y las cosas se pusieron en su contra.

-¿Qué pasará con ella?- Pregunté dubitativa. En el juego, Penélope era ejecutada por el príncipe heredero. Pero no estaba segura de si sería el mismo castigo para la verdadera hija de los Eckart.

-¿Qué quieres decir princesa?, Obviamente será ejecutada por atentar contra la futura emperatriz.-

La niña de los ojos rojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora