One Last Time - Lumity

06 - 30 horas.

Un dolor de cabeza espantoso le obligó a abrir sus ojos, no tenía idea de dónde estaba ni de cuanto tiempo llevaba dormida, estaba completamente desorientada. Intentó incorporarse, pero le fue imposible, el dolor de espalda que no recordaba tener la atacó de inmediato. Soltó un quejido que advirtió su despertar a otras personas que se encontraban en la habitación. Era un hombre que no parecía del todo viejo, pero ya tenía unas cuantas canas en su barba y una mujer que parecía un poco más joven que él, en sus treinta tal vez. Ambos vestían una bata blanca y guantes quirúrgicos. Ellos la miraron con un asombro que duró pocos segundos, ya que se retiraron inmediatamente del lugar, parecían ir con prisa.

Confundida, miró a su al rededor luego de ver a ambos sujetos dejar la habitación. Las luces le hacían doler la cabeza.

–Finalmente despertaste...

Apenas escuchó esa familiar voz, una sonrisa se dibujó en su rostro. Tan pronto como se acercó a su camilla, Luz abrazó a su madre con todas sus fuerzas. Ambas suspiraron con inmenso alivio.

–Sabes... por un momento pensé que no te volvería a ver –la voz de Camila salió levemente temblorosa al separarse de su hija. Le acarició la mejilla con suavidad, admirando el rostro de su niña.

–Estoy tan feliz de verte otra vez...

Ambas se sentaron juntas en la camilla, estuvieron ahí por más de una hora simplemente conversando. Conversando de banalidades. Había pasado tanto tiempo desde la última vez que hablaban de esa forma, era lindo. Incluso considerando las circunstancias en las que estaban, eran felices.

Luego de un largo momento, Camila se levantó de la camilla de Luz, la miró con una expresión que detonaba el enorme alivio que sentía. Su hija no había llegado precisamente ilesa, pero al menos estaba en una pieza.

–Mi hermosa niña, ya es hora de que me vaya, tengo una reunión urgente ahora, pero juro que vendré a verte cuando acabe ¿de acuerdo? –le acarició la mejilla a Luz suavemente con la yema de su dedo.

–Mamá –le llamó, justo antes de que dejara la habitación– ¿Cuándo podré salir de aquí?

–No te preocupes. Por lo que sé, tus daños fueron superficiales así que si descansas un poco más y tomas tu medicina podrás levantarte pronto. En un rato vendrá un doctor a visitarte y él te explicará mejor. Te veo en un rato corazón.

La madre de Luz salió con prisa hacia su reunión y tan pronto como salió por la puerta, Luz trató de levantarse. El dolor que sintió en las piernas fue casi inmediato y le tomó tan desprevenida que ni siquiera fue capaz de poner un pie en el piso así que, resignada, se quedó quieta en la camilla esperando a que alguien fuera a revisarla.

No se tardó demasiado en llegar el tan llamado doctor con la enfermera, los mismos que estaban en la habitación cuando Luz despertó. Le explicó un par de cosas que realmente no comprendió y la enfermera le entregó dos pequeños vasos plásticos, uno con agua y el otro con unas cápsulas.

–Ahora, toma tus analgésicos. Te sentirás mejor en poco rato y podrás caminar, con un poco de dificultad, pero podrás –el doctor era un hombre bastante amable en realidad. Era carismático.

–De acuerdo, gracias

Luz hizo caso e inmediatamente tomó sus analgésicos. La verdad es que le urgía sentirse mejor y se sus piernas no dolieran al caminar. El efecto de los analgésicos no se demoró demasiado, pues al parecer eran bastante concentrados, así que después de menos de una logro pararse y caminar correctamente, tenía una muy pequeña dificultad para caminar, pero solo debía acostumbrarse.

Luego de que el tiempo pasara, Luz se vistió con unas prendas nuevas que su madre le había dejado en el pequeño sillón que estaba a un lado de la camilla. No puso usar sus zapatillas normales pues le molestaban las vendas que le habían puesto para hacer presión, así que se puso unas botas simples. Estaba ciertamente frustrada con la situación, pero trató de no concentrarse demasiado en eso y pensar en soluciones. Ahora su prioridad era llegar hasta el punto de encuentro con Amity.