Cicatriz.

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Aidan Gallagher.

Han pasado años y sigo sabiendo cuando algo la pone mal, los miedos y dudas los puedo ver reflejados en su cara, sabiendo que cosas del pasado la están atormentando. Salgo del restaurante y la noto recargada en el auto, su mirada puesta sobre un punto fijo haciéndome saber que está perdida en sus pensamientos.

—Hey, ¿Qué pasa? —pregunto, llamando su atención —. ¿Te he incomodado?

Siempre he pensado en su comodidad, eso es algo que mantengo como prioridad porque si ella está cómoda, significa que está feliz.

—No, es solo que no me apetece cenar ahí —se abraza así misma —. No encajo con el lugar, es todo.

Le dedico una sonrisa de lado, no la traje aquí para hacerme ver alguien pulcro o elegante, la traje porque no conozco los restaurantes y me dejé llevar por el primero que Owen me recomendó.

—No debemos hacerlo, busquemos uno cualquiera y listo —saco mi celular, encendiéndolo —. ¿Qué te apetece?

Ella baja el celular de mi mirada.

—¿No estás acostumbrados a estos lugares? Ahora eres un hombre de negocios y...

—Y también sigo siendo una persona cualquiera, mi profesión no influye en mis gustos —le aseguro —. El Aidan de antes aún existe y será feliz incluso si come una simple hamburguesa vegana.

T/N sonríe ante mi comentario, lo cual me tranquiliza ya que no me gusta verla triste y decido pasar por alto el hecho de haber notado que estuvo llorando.

—Conozco un buen lugar con variedad de comida —informa —. Suelo ir seguidamente con mis amigas o mi tía.

—Entonces vayamos —digo.

Los dos nos subimos al auto para ponernos en marcha, el ambiente entre los dos es más ligero y noto que ella está más que cómoda cuando baja con una sonrisa en el rostro. Nos adentramos al pequeño local de comida, que tiene un aspecto rustico y casual, las personas aquí no llevan trajes ni vestidos elegantes, algunos simplemente andan hasta en pijama.

T/N se apresura a una mesa y yo la sigo, un mesero no tarda en traernos el menú, tenía razón al decir que hay variedad de comida y para todos los gustos peculiares. Decido pedir una pequeña pizza vegana y ella opta por una pasta boloñesa.

—El lugar es lindo —le digo.

—Me alegra que te guste, prometo que la comida no va a decepcionarte.

—Descuida, confío en ti y tu buen gusto —asiento.

—¿Piensas que tengo un buen gusto? —pregunta de forma divertida.

—Por supuesto, te gusté yo —respondo, guiñándole un ojo.

Ella suelta una risa y se sonroja, me gusta ponerla así.

—No pierdes la oportunidad de ser un coqueto, ¿no?

—Contigo, nunca.

Vuelve a sonrojarse, colocándose un mechón de cabello detrás de su oreja. Estar aquí con ella me hace recordar cuando éramos unos adolescentes y salíamos, eran citas de lo más sencillas, pero demasiado significativas para los dos. El mesero trae nuestras ordenes y comenzamos a comer, charlamos entre risas y comentarios coquetos por mi parte, mientras oculto la sonrisa que se me quiere salir cada vez que hago que T/N se sonroje.

La cena termina y ella se encuentra tomándose lo último de la malteada de chocolate que se pidió, mientras que yo me encargo de pagar la cuenta y esperarla tranquilamente.

P A R A D I S E (Aidan y T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora