Te extrañé, ojiverde

243 29 4
                                    

El sonido del café llenando la cafetera, era lo único que rompía el silencio del lugar. Mi mente parecía estar absorta de mi alrededor, pues mi atención estaba fija sobre mi celular que descansaba en la isla de la cocina. Hace algunos días que vi a Aidan por última vez, le dije que lo llamaría y no lo había hecho porque me entraba la duda sobre si era lo correcto o no.

Pensaba que tal vez necesitaba espacio, que debía aclarar sus ideas respecto a la situación y la verdad es que yo también lo necesitaba, pero cada vez que levantaba el celular y buscaba su número para llamarlo, una mala sensación se apoderaba de mí y me decía que el ojiverde estaría mejor sin mi presencia.

Era claro que ya estaba envuelto en un lío, así que no quería darle más preocupaciones y me dije a mí misma que lo mejor era tomar distancia.

Y eso hice.

No lo llamé, mucho menos le mandé mensaje y él tampoco lo hizo, así que deduje que era lo correcto.

Ustedes dos son diferentes ahora, no podrían estar juntos fácilmente.

Esos pensamientos mezclados con la voz de mi padre eran lo único que podía escuchar y me doliera aceptarlo o no, tenían un enorme peso que lograban influir en mí.

—Te ves muy triste —oí la voz de Blake entrando a la cocina.

Su cabello aún estaba húmedo, lo que indicaba que apenas había salido de la ducha. Traía puesta una ropa cómoda, mientras que con una de sus manos se secaba el cabello. Había decido pasar el día con su compañía a estar sola en casa atormentándome con mis pensamientos.

—¿Se me nota mucho? —pregunté, apenas alzando la mirada.

Blake tomó dos tazas y sirvió café en ellas.

Sí, te conozco y sueles ser demasiado parlanchina cuando tu humor es aceptable —dijo, ofreciéndome una taza.

Le agradecí y bebí de ella, sintiendo el exquisito sabor del café.

—Bueno, no han sido días fáciles —suspiré —. Con lo de Aidan presente...

Blake bufó, rodando los ojos y pareciendo cansado acerca de la mención del ojiverde.

—Ese chico solo te ha traído más problemas desde que llegó —Blake tomó asiento —. Deberías dejarlo ir, T/N.

—Él no es malo, es solo que su situación es complicada y...

—T/N, seamos sinceros, su situación te afecta por igual y te lastima. Te pone en riesgo, tu identidad es algo que los medios desean averiguar y si dan con ella será tu fin —deja en claro.

Hago una mueca, no quiero aceptarlo, pero en parte tiene razón porque los medios no dudarán en bombardearme con malas reseñas y comentarios acusándome de ser una entrometida.

—Por hoy vamos a dejar de hablar de esto y mejor vamos a concentrarnos en otra cosa —dice Blake, soltando un suspiro.

Yo asiento, bebiendo de mi taza de café y tratando de alejar cualquier pensamiento relacionado con el ojiverde. Blake se ofrece a hacer el desayuno, mientras yo sigo sentada y tomando de mi taza.

—Invité a las chicas, supuse que necesitabas toda la compañía posible de tus amigos —informa el moreno, partiendo unos huevos.

—Será una reunión como en los viejos tiempos —comento.

—Pero sin Owen, ese idiota se la vive ocupado —se queja mi amigo.

—Oye, ser uno de los mejores doctores se Nueva York tiene un precio y ese es su preciado tiempo.

P A R A D I S E (Aidan y T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora