11. ADIÓS

8 2 0
                                    


❈

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Eara aparca el auto en el subterráneo del hotel, donde Sarah nota que era el mismo lugar del almuerzo con el abogado. Se bajan y Eara recibe un correo electrónico en su teléfono, era de Jeffrey y le avisaba que las estaba esperando en el lobby. La joven Crossrose estaba inmersa en pensamientos oscuros, lo que lleva a que la gladius se sienta preocupada. Piensa que debía estar aun absorbiendo toda la información de la que se había enterado. Si bien su suposición era bastante acertada la muchacha también pensaba en el último sueño con el extraño, cosa que ella no sabía. Al activar la alarma del vehículo Sarah sale de sus pensamientos y mira a su acompañante. Ésta le sonríe e indica que debían subir.

Ya en el lobby van directamente hasta donde estaba sentado el abogado, quien al notarlas saluda y se levanta. El hombre dirige una mirada a su alrededor notando que había varias personas observando a las dos mujeres, luego las mira y ve que la adolescente parecía incómoda con la atención de la gente. Estaba tan sorprendido de la reacción de Sarah que comienza a compararla con los miembros de otras familias de Gladius, quienes no toman en cuenta a los humanos que los observan. Piensa que esa reacción se debía a que había estado viviendo mucho tiempo rodeada de humanos y que en poco tiempo empezaría a actuar igual que los otros gladius.

—Jeffrey, puedes sentarte. ¿Conseguiste los papeles? —Los tres se sientan en los sillones en del área de espera del hotel.

—Eh. —Ordena sus ideas luego de ser interrumpido por Eara y se sienta rígidamente. —Por supuesto.

Saca de su maletín un sobre grande de color escarlata que tenía impreso en dorado un crismón con dos gladius cruzadas. Se lo entrega a la cazadora y ésta al abrirlo nota que había varios documentos. Primero saca el pasaporte de Sarah y lo revisa para luego extraer dos pequeños sobres, uno tenía la tarjeta que envió el cardenal y otras tres que eran de los bancos en donde Sarah tenían las cuentas bancarias, el otro tenía los pasajes de tren, el salvoconducto para que ella pudiera sacar a la joven sin problemas de Inglaterra y un papel que indicaba que ella era la tutora de la joven Crossrose. Al ver el último documento le dirige una mirada fría que hace que se le ericen los pelos al hombre mayor. La adolescente nota eso y mira a la mujer, ante la mirada de análisis se controla y sonríe.

—Como bien sabes ese tema se decidirá en Roma, así que no te preocupes tanto. —Le dice y Eara lo mira solapadamente. —Ellos están al tanto de todos los detalles del viaje y documentos.

—¿Qué tema? —Pregunta ingenuamente.

—Nada en particular, Jeffrey se está refiriendo a tu entrenamiento y unión con la organización. No debes preocuparte por eso en estos momentos. —Le explica Eara y la joven asiente. Le había mentido, pero era mejor que no se enterara y comenzará a asumir que ella sería su maestra, eso podría traerle dolor.

—Bien, me trajeron las cosas que pedí.

—Sí. —Eara le extiende el bolso. —Allí están los objetos y hay una carpeta con órdenes que debes seguir cuando ya no estemos en Londres.

Crónicas de Gladius: Crucis (Actualizando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora