📁,𝟬𝟭 ⸻ 𝗩𝗜𝗦𝗜𝗧𝗢𝗥

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Era de noche y el aire estaba helado, una ligera llovizna amenazaba con una tormenta en el centro de la ciudad. Jason saltaba de edificio en edificio con torpeza, tenia un maldito agujero de bala en el tórax y se estaba desangrando no tan lentamente, una de sus manos sujetaba la herida, pero no estaba siendo de mucha ayuda, ya que la sangre seguía corriendo a chorros.

En ningún instante imagino que las negociaciones con la mafia iban a salir tan horrorosamente mal, de hecho iban bastante bien, hasta que abordaron el tema del dinero, el cual al parecer era bastante sensible para los miembros de aquella organización, y proponerles un trato de 70% y 30% a su propio beneficio, no les agrado mucho que digamos.

Entre saltos y vueltas, comenzó a sentirse mareado, y claro había perdido bastante sangre. Tenia contemplado correr hasta la mansión para obtener los minuciosos cuidados de Alfred, pero su objetivo se encontraba a varias manzanas de distancia. Agotado, detuvo su carrera sobre un edificio de mala clase, por primera vez en mucho tiempo tuvo la necesidad de afirmarse sobre sus rodillas para descansar, se quito el casco y tomo varias bocanadas de aire antes de recomponerse nuevamente, y cuando lo hizo la suerte le sonrió por una vez.

En los apartamentos de enfrente, algún imbécil había dejado su ventana abierta hasta el fondo, casi invitándolo a entrar.

Moviéndose con cuidado, lanzo un gancho hacia allí y se metió a rastras en lo que parecía ser la ventana de la cocina, y vaya que si era una cocina, una muy desordenada y llena de cachivaches. Dejo su casco encima de una cacerola e indago un poco por el lugar, ingreso a las habitaciones en busca de alguna persona, pero el sitio estaba totalmente vació, sin embargo había indicios de que alguien vivía allí, por lo que decidió buscar lo necesario para atender sus heridas y marcharse lo mas rápido que pudiera.

Estaba en eso, cuando escucho que la puerta principal del apartamento se abría. Rápidamente se escondió tras el aparador de la cocina, inclinando levemente la cabeza fuera de su escondite para ver a la persona que entro.

Era una chica, lucía delgada y de estatura promedio, al menos eso fue lo único que pudo distinguir de ella en la obscuridad que adornaba la habitación, no era una gran oponente y la podría derribar fácilmente si se daba cuanta de su presencia, ya tenia un plan de ataque. Pero ella ni siquiera se molesto en prender las luces, ya que a penas cerro la puerta, dejo el enorme bolso que cargaba en el suelo y se lanzo sobre el sofá, cayendo en lo que Jason interpreto, fue el sueño mas rápido que había presenciado.

Habían pasado menos de quince minutos desde su entrada, cuando el pudo salir de su escondite, y lo hizo con toda la tranquilidad del mundo, ya que los ronquidos de la muchacha resonaban por todas las paredes del pequeño apartamento. Se enderezo y se dio la vuelta para continuar con su cometido y largarse de ahí lo mas pronto posible, pero tropezó con una olla que estaba en el suelo y para evitar una funesta y torpe caída, afirmó sus manos en el mostrador, el cual estaba colmado de más ollas y sartenes que cayeron de forma estrepitosa al suelo.

Se recompuso y miro hacia el sofá, temiendo haber despertado a la chica, pero ella seguía tendida durmiendo, como si nada hubiera pasado. Sonrió de forma ladina y una risita escapo de sus labios, aquella chica era rara y muy desordenada, y el estaba agradecido con el cielo por lo primero.

Flexiono sus piernas con dificultad para recoger lo que había botado, dejando escapar un leve quejido de dolor, pues pese a que su herida ya no sangraba como antes, seguía torturándolo, y la sangre aun goteaba por su traje.

Dejo todo en su lugar, tratando de que la diferencia no fuera notoria, cuando termino se dio la vuelta con calma para seguir en lo suyo. Lo que no se esperaba era ver a la dueña del apartamento sosteniendo una sartén, lista para atacar.

—¿Quien eres?—Interrogo con la voz temblorosa. Estaba asustada, no era algo difícil de inferir, sus manos temblaban y oír su respiración acelerada solo logro confirmarlo.

Jason extendió los brazos en son de paz, aunque dudaba que ella pudiera distinguir este acto, ya que la luz seguía apagada, y pocos rayos de luz que emitían las farolas en las calles, se veían opacados por las cortinas dejándolos a oscuras.

—No vengo a hacerte daño—Hablo, y dio un paso hacia delante en un pésimo intento de no verse amenazante.

—Quedate donde estas—El tono de la chica parecía ser de suplica.

Jason entendía que estuviera asustada, vivía en Gotham después de todo, que un criminal entrara a tu casa no era algo poco usual, y la cantidad de personas con enfermedades mentales era abundante.

—Ya dije que no voy a hacerte daño—Dio otro paso. Intentaba encaminarse hacia la salida rodeando a la muchacha, pero ella no cooperaba mucho ya que se ponía en frente de el cada vez que intentaba avanzar.

—¡Quedate ahí!—Le grito levantando la sartén en modo de ataque.

Jason podría haberla desarmado fácilmente, pero eso solo lograría asustarla mas y ya había hecho suficiente invadiendo su hogar y haciendola experimentar aquella situación en la que ahora estaban.

—Okay, okay—Trato de tranquilizarla, y dio otro paso quedando al costado de la chica—. Yo solo voy a-

Su frase quedo a medias, aquella chica le había dado un sartenazo en la cabeza, al mas puro estilo de Rapunzel, y lo peor es que el había caído de forma tan fácil como Flynn Rider. Mientras caía en la inconsciencia Jason murmuro un montón de palabrotas inentendibles, mientras se prometía a si mismo no volver a ser amable jamas.

𝗠𝗜𝗗𝗡𝗜𝗚𝗛𝗧 𝗕𝗟𝗢𝗢𝗗 ; Jason ToddDonde viven las historias. Descúbrelo ahora