2. Malentendido

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La tensión en el coche era palpable, el silencio sólo interrumpido por el suave motor del vehículo. Johan se sentía atrapado en un dilema, con el tiempo corriendo en su contra.

-Primero debo arreglar las cosas con Jace para luego contarle sobre la situación - murmuró con determinación, pero su expresión reflejaba la frustración que lo consumía - Pero...¿Cómo diablos lo hago? Sé que ahora no me quiere ni ver la cara y tampoco puedo esperar mucho tiempo hasta que él deje de estar molesto conmigo - pensó con los dientes apretados.

La voz de su subordinado lo sacó de sus pensamientos - Jefe, ¿hay algún problema? - preguntó mirándolo por el espejo retrovisor por un segundo para luego continuar manejando concentrado en la autopista  -...D-disculpe si he sido impertinente y-yo...-

Johan alzó una mano para silenciarlo - Dime...si una persona está enojada contigo, ¿Cuál es la forma más rápida de resolverlo?-

El joven subordinado se esforzó por encontrar una respuesta - Supongo que depende de la gravedad de la situación, pero yo primero intentaría hablar -

-Pero si esa persona no quiere verte - insistió el castaño, su tono reflejando su urgencia 

El chico volvió a pensar, tratando de encontrar una solución - Esperaría a que la otra persona se calme para poder hablar -

-No hay tiempo - espetó, mostrando su impaciencia

-Entonces...- titubeó el chico, nervioso - ¿Qué es lo que le gusta a esa persona? -

Johan cerró los ojos, evocando los recuerdos de las veces en las que veía a Jace feliz, inmerso en libros de detectives o de ficción, o concentrado haciendo apuntes tras sus lecturas para luego compartirlos con emoción.

- Le gusta mucho leer y escribir - admitió con un brillo especial en sus ojos

- Entonces puede regalarle un libro de su género favorito, alguno que sea de edición limitada - sugirió el subordinado

La confianza regresó a Johan, ahora seguro de que podía solucionar las cosas - Vayamos a una librería ahora mismo - ordenó.

-Sí, jefe - respondió el subordinado, girando el volante en una nueva dirección. 

Después de que Johan se marchara, Jace quedó sumido en una profunda tristeza

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Después de que Johan se marchara, Jace quedó sumido en una profunda tristeza. Lloró durante todo el día, sus lágrimas parecían no tener fin, y cada sollozo era un reflejo de su corazón roto. La mezcla de emociones dentro de él se tornó insoportable: la ira ardía en su pecho, la frustración se entrelazaba con la impotencia y la tristeza lo inundaba por completo.

A tu merced - Johan x Jace | LookismDonde viven las historias. Descúbrelo ahora