Capitulo Diez

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-Hola kunigami, ¿Cómo estás?

kunigami le sonrió a bachira como si nada, sentándose frente a él con su hija en sus brazos, la niña sorbiendo su nariz llena de mocos, mirándolo con ojos llorosos.

-Hina no ha mejorado mucho desde la última vez que nos vimos -dijo kunigami con pena en su voz-  ya me está poniendo nervioso, ¿y si empeora,Bachira?

- Oye, tranquilo, Kuni -trató de consolar bachira poniéndose de pie-. Vamos, Hina ¿confías en el tío bachira?

-Sí - lloriqueó dejando que meguru la tomara en brazos.

Silenciosamente, bachira comenzó a revisar a la niña con el ceño fruncido en concentración, preguntándole dónde era que le dolía más y consultándole también a rensuke ciertas cosas. Luego de diez minutos examinando al menor, bachira suspiró y le dijo a su padre que al parecer la amigdalitis de Hina había derivado a una pequeña sinusitis bacteriana aguda.

- Tendrá que tomar antibióticos por una semana y media -le dijo a kunigami anotando los nombres de los remedios en la receta - luego lo volveré a evaluar. Ya te vas a poner mejor, Hina y podrás corretear en el parque.

bachira hizo amago de caminar hacia la puerta para abrirla, sin embargo, antes de poder hacerlo, fue tomado del brazo deteniéndolo en el acto. Miró a kunigami, con una ceja enarcada por la intriga, para luego sentir su garganta seca al notar los ojos suplicantes del contrario.

- Bachira, um... - comenzó a decir kunigami con timidez poniendo un brazo en su nuca -, yo... te quería preguntar sobre lo que ocurrió con tu ex esposo. Sé que no debo meterme, pero...

- Oh - bachira se removió, incómodo, mordiendo su labio inferior -. Bueno, isagiy yo... nos estamos dando una nueva oportunidad...

La mirada del kunigami pareció apagarse ante las palabras de bachira, y sin saber por qué, se sintió algo culpable.

Quería que kunigami no se hiciera ilusiones con él, que no lo esperara, pero tampoco se sentía capaz de intervenir en su corazón de esa forma porque, por mucho que quisiera que kunigami no lo mirara de esa forma, él no podía decidir por él.

-¿Estás seguro? - levantó la vista ante el serio tono del héroe -. Tú dijiste que isagi ya no te amaba. Entonces, ¿estás seguro de que vale la pena darle una segunda oportunidad a alguien que dejo de amarte?

Sabía que el no lo decía con mala intención, que debía estar preocupado por él, que no quería verlo pasándola mal - eran, después, de todo las mismas palabras de reo dos días atrás - pero eso no lo hacía fácil.

Todo el mundo creía que isagi no lo merecía, y puede que tenga razón, pero el mundo no se trataba de dar oportunidades a personas que realmente lo merezcan y quitárselas a quienes no la merecían.

No, isagi no merecía que estuviera haciendo esto por él, pero bachira lo amaba con tanta fuerza, con tanta desesperación, sentía un amor tan inmenso por él, un apego enorme por ese hombre, que sentía que debía hacerlo.

Por él, por yoichi . Por esos ocho años que estuvieron juntos, como novios, casados, compartiendo días, semanas, meses; compartiendo sueños y anhelos; compartiendo risas y llantos y gritos

Y su esposo estaba poniendo de su parte, eso lo podía jurar por su vida, porque su marido lo estaba yendo a buscar todos los días, le preguntaba cómo le había ido, desayunaba y cenaban juntos, conversaban y no permitían que el silencio entre ellos se instalará.

¡Incluso habían salido dos veces el fin de semana pasado!

No solo fueron al cine y luego a cenar, sino que el día domingo decidieron ir al zoológico a ver un show de pingüinos y delfines recién inaugurado, y si bien no se besaron, hubo un breve momento en el que ambos se quedaron observando en silencio a punto de fundirse en un beso, pero terminaron desviando la vista, avergonzados, como dos adolescentes tontos en su primera cita.

bachira podía sentir que estaba volviendo el amor.

¿por qué el resto no podía apoyarlo un poquito más?

- Kuni, por favor, eres mi amigo y aprecio tu opinión, pero te pido que en esto no te metas -le pidió amablemente bachira con tono triste-. Si no resulta, entonces está bien, al menos lo intenté. Pero si llegara a resultar, entonces... ¿no habrá valido todo esto la pena?

El mencionado desvió la vista, apenado, negando con la cabeza, para luego suspirar.

- Sólo no quiero verte llorando, eso me rompe el corazón - murmuró.

bachira le sonrió con dulzura.

- Está bien si lloro, eso nos hace humanos, Kuni.

su amigo asintió a regañadientes

- Supongo entonces que no vale la pena invitarte a que salgamos el día de los enamorados o cuando cumplas años - dijo con tono irónico.

bachira sacudió la cabeza

-isagi y yo siempre celebramos las dos fechas en una cena - recordó bachira , de pronto, emocionándose al pensar en eso.

Solo quedaba una semana para su cumpleaños, así que debía ir reservando el restaurante al que debían ir, ese viejo lugar donde tuvieron su primera cita.

Donde iban a cenar en cada fecha especial, y donde isagile había pedido matrimonio también. Ese pequeño refugio personal y privado.

kunigami soltó en suspiro resignado.

-Espero entonces que la pases bien, Meguru - dijo kunigami sonriendo - porque te lo mereces.

bachira sólo pudo sonreírle, contento, sintiendo que por fin la vida le estaba sonriendo.








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