Capitulo Trece

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- Nos vemos - espetó sin girarse - gracias por el regalo.

- Bachira...

- Ya han dicho suficiente - murmuró saliendo de la cocina a paso apresurado, sin querer mirar los ojos llenos de compasión de sus amigos.

No, ese día, no lo iban a arruinar, Sus esperanzas estaban puestas para ese día, y eso, ninguno de ellos lo arruinaría.

※※※※※※

isagi entro a su oficina, seguido de su primer cliente de esa tarde, manteniendo una expresión tranquila y pasible mientras el atendido tomaba asiente para empezar comunicarle su situación.

Quería terminar pronto aquellas consultas para regresar pronto a casa y echarse a dormir. No podía permitirse más faltas a las consultas, puesto que de seguro se cansarían y empezarían hacer menos su trabajo quitándole del pedestal del mejor abogado del estado, y si bien isagi no era una persona tan ambiciosa como antes, no podía permitir perder la importante cantidad de clientes e ingresos que recibía gracias a su fama.

bachira de seguro le iba a felicitar por aquello, después de todo, su esposo siempre se ponía contento cuando veía lo bien que le iba en el trabajo.

A pesar de que el trabajo fuera uno de los motivos por el que su relación marital se había deteriorado tanto.

Pero estaba seguro de que a bachira no le importaría que ese día llegara un poco más tarde a casa, ya luego se lo explicaría aprovechando que ese día parecía andar más animado que de costumbre. Incluso le había enviado un mensaje de apoyo a la hora de almuerzo, deseándole suerte y diciéndole que estaba emocionado por verlo más tarde.

El cliente seguía confesando todos los motivos del porqué había venido,Hana entró un momento para avisar la llegada de los demás clientes sin dejar de sonreír encantadoramente, y isagi se le quedó mirando un momento.

Sabía que quedaba una semana para tomar su decisión final, pero si era sincero, a estas alturas no estaba tan seguro de que era lo que realmente quería.

Tener a bachira sonriéndole todos los días, hablándole y haciéndolo reír, dándole pequeños, pero dulces besos, hacían que su corazón latiera de forma enloquecida, que sus mejillas se tornaran rojas y quisiera abrazar a bachira durante todo el día prometiéndole el mundo entero.

Sin embargo, sabía también que bachira se merecía a una persona que pudiera entregarle su corazón completamente, no alguien que le había hecho tanto daño y tuvo tantas dudas acerca de su amor.

Aunque si era honesto consigo mismo, imaginar a bachira con alguien más enviaba una punzada de ardiente dolor por su cuerpo, creyendo inconcebible que bachirra estuviera con alguien más que no fuera él.

El cliente le miró, al parecer ya había terminado de contarle, y isagi contestó con tranquilidad. Sabía muy bien cómo llevar todas esas consultas a pesar de tener su mente en otro lado.

Un cliente tras otro hizo que pasaran las horas, pero ya tenía previsto aquello: sin embargo, le sorprendió un poco que al salir de su consultorio tras la última consulta, siendo las diez de la noche, meguru no le hubiera llamado. Se encogió de hombros, restándole importancia, siendo consciente de que, con toda probabilidad, bachira tuvo que haber previsto que su jornada laboral pudo alargarse.

- ¿Quieres que te lleve? - le preguntó a Hana con calma al verla buscar en su cartera dinero para el bus.

Hana le miró de reojo, arrugando los labios, para luego asentir a regañadientes.

Caminaron en silencio hacia el auto de isagi, entrando sin decir cosa alguna, y pronto se pusieron en marcha en dirección al departamento de Hana.

Dentro del vehículo había un silencio tenso y pesado, siendo interrumpido por la repentina lluvia que comenzó a caer.

- ¿Ya has tomado tu decisión? - preguntó ellaluego de varios segundos.

isagi apretó el volante, sin contestar.

Permanecieron otro momento en silencio.

- Si hubiera sabido que me habrías hecho esto, Yoichi - murmuro - jamás me habría enamorado de ti. Meguru puede ser un maldito arrastrado, pero yo no soy una mendiga.

Se crispó ante las palabras de Hana , deteniéndose bruscamente por el desprecio en su tono de voz.

No le importaba si lo ofendía a él, si le decía un montón de mierda, pero hablar así de meguru...

Eso no iba a permitirlo.

- Pues ojalá yo tampoco me hubiera enamorado de ti, Hana - escupió volviendo a conducir.

Se detuvo minutos después fuera del edificio de Hana.

Más tarde, estaba ingresando a su propio departamento, frunciendo el ceño al ver que estaba todo apagado y helado, sorprendiéndose a sí mismo cuando notó que bachira tampoco estaba en el cuarto.

¿Dónde estaba? Su vista se paseó por el comedor, atónito, para luego girarse cuando el pestillo de la puerta sonó, indicando que alguien estaba entrando.

Un empapado meguru entró, su cabello y abrigo destilando agua, sus ojos rojos e hinchados lo miraron.

Parpadeo.

- ¿Meguru? ¿Amor?- preguntó con la voz temblando.

meguru  enfocó sus ojos en él.

- Oh - sacudió la cabeza, sonriendo débilmente - ¿Qué pasa?

isagi arrugó el ceño, acercándose con lentitud.

- Nada, solo... ¿Dónde estabas?

bachira se quitó el abrigo con calma, tomándose su tiempo para responder, y luego se encogió de hombros.

- Estaba comiendo en casa de reo, se me hizo algo tarde, lo siento mucho - se disculpó - ¿Acabas de llegar, también?

isagi se sintió culpable por algún extraño motivo, una sensación desagradable instalándose en su estómago, ansiedad y angustia apretujando su corazón, pero no sabía por qué.

- Sí... sabes que hoy atendí a los clientes que dejé pendiente el otro día que salimos, no creí que tardaría tanto-dijo a modo de disculpa, mordiendo su labio inferior, sin poder dejar de mirar los rastros de llanto en su rostro, y antes de acobardarse, decidió preguntar-Megu, ¿por qué lloraste?

Su esposo lució atónito un momento antes de comenzar a reírse de forma despreocupada, llevando su mano a sus húmedos cabellos, acercándose y dándole un pequeño beso en los labios como si nada.

- Pelee otra vez con reo - respondió de forma desganada- , insiste en que tú no me amas y eso me puso triste, isagi - le miró con pena- , porque es mentira, ¿no es así? Tú me sigues amando a pesar de todo.

isagi le observó, pasmado por la situación en la que se encontraban, confundido también, apenas entendiendo lo que estaba pasando, pero cuando leyó la necesidad en los hermosos ojos de meguru, contestó sin duda alguna:

- Por supuesto que sí, Amor - le sonrió, dándole otro beso.

- Vamos a la cama. Ha sido un largo día para los dos, ¿no es así? - bachira le tomó la mano - Oh, a todo esto, ¿Cómo te fue?

- Bien - su voz sonó satisfecha, mirando sus dedos entrelazados mientras iban hacia la cama-A pesar de que pospuse sus citas se fueron satisfechos como siempre.

meguru asintió, orgulloso.

- Felicidades, isagi~ -dijo antes de sacarse el suéter que llevaba.

isagi quiso decirle algo, sin embargo, antes de poder hacerlo, bachira le dio un beso, ahora mucho más profundo y dulce, algo necesitado, y sus manos se movieron por el cuerpo de su esposo, sus dedos acariciando piel y piel.

Así, en medio de la oscuridad, solo el ruido de la lluvia en el exterior, llenos de confusos y tristes sentimientos que no pudieron ser expresados.





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