bachira comenzó a reírse cuando chigiri dijo aquello como si nada, ordenando la mochila del niño, ya que pasaría esos días con el luego de que volviera de su viaje de negocios.
- ¿Tienes todo, Kuro? - le preguntó chigiri tomándole la mano.
- ¡Sí, Papá!
- Entonces ve a despedirte de tu padre y tus tíos, ¿Dónde están tus modales, Pequeño?
Kuro le sacó la lengua a su padre, ganándose un pellizco en la nariz, y luego corrió a despedirse de ryusei y bachira, dejando a reo para el final.
- Adiós, papá - se despidió el pequeño cariñosamente -, ¡te voy a extrañar! ¡Y por favor, trata de no quemar algo!
reo comenzó a reírse.
- Pásala bien con tu Papá, príncipe -se despidió dándole un beso en la frente-Nos vemos en unos días.
Segundos después, la puerta de la casa fue cerrada, quedando solo ellos tres en el pequeño hogar de ryusei y reo.
-Oye, abeja bailarina - dijo Shidou desde la cocina- ven, quiero darte algo en tu día especial.
bachira arrugó el ceño, negando con la cabeza, y entró a la habitación, quedándose quieto mientras una sonrisa enorme se extendía por su rostro.
un peluche de delfín estaba sobre la mesa con una cinta de regalo, así que comenzó a reírse por la diversión para luego abrazar a su mejor amigo, dándole un beso en la mejilla.
- ¿Y para mí qué? ¡ryusei gastó mi dinero!- se quejó reo entrando.
bachira volvió a carcajearse, abrazando también a reo por la emoción, agradeciéndole el bonito y simple presente, tratando de obviar la acongojante sensación en su pecho porque ese día cumplía veintinueve años y isagi no lo había saludado en la mañana.
Aunque tampoco es como si lo hubiera esperado, porque isagi nunca solía ser la primera persona en desearle un feliz cumpleaños: por el contrario, prefería ser siempre el último, así que cuando era ese día, se juntaban luego del trabajo para ir a cenar solo los dos y pasar una maravillosa noche sin nadie que los molestara.
Así que bachira estaba preparado, estaba listo, pues ya tenía la reserva del restaurante al que iban siempre, y esperaba con mucha anticipación esa noche, porque si todo salía bien, tal vez podría finalizar con ellos dos haciendo el amor y recuperando esa magia que los rodeaba cuando estaban juntos.
bachira sabía, confiaba, en isagi para ese día, porque nunca antes lo había decepcionado nunca en algún cumpleaños.
- ¿No quieres cenar con nosotros? - preguntó reo con expresión preocupada - Puedes invitar a isagi si quieres...
bachira sacudió la cabeza, emocionado.
- ¡Las cosas están bien!- dijo sonriendo - isagi me besó, Reoichi, ¡él tomó la iniciativa! No pensé que fuera a hacerlo, pero me agarró de sorpresa, y estos días ha estado más cariñoso y dulce conmigo.
Su amigo sonrió débilmente, casi a regañadientes, pero no le tomó demasiada importancia porque sabía cuál era la opinión de mikage acerca de todo eso. Seguía doliéndole, sin embargo, sabía que no podía hacer mucho sobre aquello, solo le quedaba asumir que su mejor amigo no le estaba apoyando por completo.
- ¿Cuánto tiempo te queda?
Y, por supuesto, su novio tampoco estaba de acuerdo con él.
Meguru miró a Shidou, mordiendo su labio inferior.
- Una semana - respondió.
ryusei asintió.
- No deberías ilusionarte hasta el final - contestó reo sin mala intención - tal vez isagi se está despidiendo a su modo.
bachira se crispó, apretando su boca en un gesto de molestia mientras se giraba, herido por la forma en que le trataban, como si fuera un niño tonto e imbécil que no podía entender las cosas que le decían.
Tal vez sí lo era. Tal vez sí era un idiota y un imbécil y un estúpido por haber hecho eso, por ser tan terco e insistente cuando ya las cosas se habían acabado, pero...
¿Qué podía hacer acaso?
¿Cerrar sus ojos, asentir, sentirse miserable y luego hacer como si no hubiera compartido ocho años de su vida con isagi ?
¿Alejarse, fingir que no lo amaba, tratar de no llorar al verlo con otro?, como si eso fuera tan fácil.
Como si pudiera hacer eso con una sonrisa dispuesta en la cara, tratando de ahogar sus propios sentimientos diciéndole que no fue suficiente para isagi y que por eso le abandonó.
bachira estaba poniendo todo de sí para que eso funcionara, y si al final no lo hacía, entonces iba a poder decir sin culpabilidad alguna de que se esforzó para que su relación tuviera una nueva oportunidad.
Así no podría acusarse a sí mismo de cobarde por no haber querido dar un poco más aunque resultara herido.
Todo el mundo le decía que era una persona que les hacía tener esperanza en que todo podía ir bien.
¿Cómo podría echarse atrás y luego mirarse al espejo, cuando ya las cosas hubieran acabado?
La esperanza era para tontos, todo el mundo se lo decía, pero solo a veces, la esperanza también podía ser muy poderosa.
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Apego
Фанфик― ¿Qué es esto Isagi? ― Una carta de divorcio. Lo siento, Bachira. Pero ya no te amo. CREDITOS A : Autora original: Capitana momo