Cariño

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Las horas siguieron su curso y la mañana transcurría con normalidad. Luego de que König limpió cada parte de tu cuerpo con delicadeza, se recostó a tu lado pasando con cuidado su brazo por debajo para que pudieras apoyar tu cabeza en él luego cerro sus ojos entrando así en un profundo sueño.

Era su primera vez durmiendo con alguien en la misma cama, era parte de su sello que una vez que terminaba, tomaba sus cosas y volvía a su habitación, jamás sintió esa confianza con nadie, pero eso también lo hacía sentir vacío y solitario.

Nunca había tenido la oportunidad de conocer a alguien que le demostrara un amor puro y sincero, alguien que lo mirara a los ojos y le demostrara que lo amaba tal cual es, no por su rango en el ejército, ni por su físico ni por contar una anécdota con los demás.

Al despertar König sentía su cuerpo pesado, habían pasado años en los que no dormía tan profundamente bien, cuando abrió sus ojos lo primero que pudo ver fue tu cuerpo completamente desnudo recostado sobre su pecho, lo único que llevabas puesto era el collar que el mismo puso el día anterior. Se quedó mirando perplejo como el collar descansaba sobre la bonita piel de tus senos casi sintiendo celos de aquel metal.

― ¿te gustan? ―

―me encantan...― König respondió a tu pregunta inconscientemente, casi al instante, al darse cuenta de que habías despertado sus mejillas se sonrojaron

―L...Liebling yo, no quise―

El agradable sonido de tu risa llegaba ahora a los oídos de König quién estaba cubriendo su rostro con una de las mantas, no sabía cómo explicar que estaba admirando tu pecho mientras dormías, sentía que había cometido un crimen.

― ¡No te rías! No sabía que estabas despierta, lo siento Liebling―

―Quizá si hubieses visto primero mi rostro, te habrías dado cuenta cariño―

Tus manos intentaban quitar las mantas a las que König se aferraba con fuerza ― vamos cariño ¿acaso no quieres seguir mirándome? ―

König rápidamente aflojo su agarre dejando que quitaras la manta que lo cubría, era como ver un gran oso haciendo un berrinche.

Su rostro era perfecto, ahora si podías mirarlo bien. Su piel tenía una textura increíble, se veía tan delicada además de reaccionar siempre a tu toque tornándose roja cada vez que lo tocabas o lo llamabas "cariño".

―König... ayer... puedo preguntar ¿qué te motivo a mostrarme tu rostro? ―

―Oh, sobre eso... solo quise hacerlo Liebling. Quería ser yo mismo el que estuviera contigo, quería ser completamente sincero mientras estaba haciéndote el amor, no quiero ocultarte nada y eso incluye mi rostro―

―Alguna vez... ¿otra chica lo vio? ― inevitablemente sentiste algo de celos el imaginar que no eras la primera mujer a la que König le revelaba su rostro, sabias que solo sus amigos más cercanos lo conocían, pero jamás mencionó algo sobre alguna chica.

―No, nunca. Solo a ti Liebling― König desviaba su mirada al suelo, poco a poco viste como comenzaba a demostrar señales de ansiedad.

―Yo... sé que no soy atractivo―

―De que hablas König, eres el chico más apuesto que he visto alguna vez en toda mi vida― tus manos rápidamente tomaron su rostro presionando sus mejillas haciendo que su boca formara un puchero. ―y eso de ser un moustro, cariño claro que no lo eres, todo tu cuerpo es hermoso y perfecto―

Te acercaste para unir tus labios con los de el en lo que fue un profundo beso, tu cuerpo ahora se posaba sobre él, debido a la intensidad de sus besos tus caderas comenzaron a moverse, las manos de König ahora estaban en tu cintura siendo testigo del movimiento de tu piel.

Pretty Eyes [König]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora