MALTA

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El yate era el más grande y el más lujoso de los que había anclados en el puerto. Pero también el más vigilado. Hombres vestidos con ropa militar negra y portando armas automáticas con silenciador patrullaban la cubierta y el interior del barco, cuyo dueño se encontraba fuera en aquellos momentos al haberse ido a cenar con unos amigos. Pero, no era a su jefe a quién esos tipos protegían en aquellos momentos, sino la caja fuerte que había en el lujoso camarote principal y el objeto que había dentro.

Aquellos tipos eran profesionales, provenientes de las fuerzas especiales de distintos países, pero eso no fue impedimento para que aquella misteriosa persona que había emergido del agua y subido al barco utilizando la cadena del ancla, los fuese noqueando uno a uno mientras se iba abriendo paso hasta el camarote principal. Se trataba de una mujer con sus cabellos recogidos, vestidas con un traje negro ajustado y el rostro cubierto con un antifaz.

Una vez entró en el camarote, valiéndose de sus habilidades, logró abrir la caja fuerte y extraer lo que aquellos tipos custodiaban con tanto empeño, una pequeña caja de color negro. La sostenía sobre su mano y la observaba con determinación. No podía ver lo que había en su interior, pero sabía muy bien lo que era.

Se disponía a irse cuando cuando la puerta se abrió de repente y uno de los hombres armados a los que noqueó y que había recuperado el conocimiento antes que los demás, se puso a disparar hacia todas partes

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Se disponía a irse cuando cuando la puerta se abrió de repente y uno de los hombres armados a los que noqueó y que había recuperado el conocimiento antes que los demás, se puso a disparar hacia todas partes. El tipo aún seguía algo desorientado, cosa que aprovechó la mujer enmascarada para correr de un lado a otro de la habitación esquivando las balas hasta llegar al tipo, al cual volvió a noquear tras desarmarlo con rápidos movimientos de artes marciales. Luego corrió hacia la cubierta y vio que más hombres armados se dirigían hacia el barco a toda prisa; aquel tipo debía haber activado algún tipo de alarma silenciosa. Consciente de que no podía con todos a la vez y que le era imposible escapar por el muelle, saltó por la borda haciendo el salto del ángel, Los hombres armados llegaron hasta el lugar por donde ella había saltado y se pusieron a disparar contra el agua.

El que estaba al mando ordenó que cesara el fuego y todos se quedaron esperando a que la mujer saliera a la superficie o, si estaba muerta, su cuerpo saliera a flote. Al ver que nada salía a la superficie, ordenó a dos de sus hombres que se pusieran equipo de buceo y bajaran a buscarla mientras él y los hombres restantes se ponían a registrar el muelle.

Ignoraban que la mujer había emergido del agua no muy lejos de allí, en ese mismo muelle, oculta tras otro yate que había justo al lado en el cual se subió. Cuando los hombres armados pasaron junto a ese otro yate, se echó al suelo sobre la cubierta para que no la vieran.

– ¿Registramos este yate? –preguntó uno de los hombres armados.

– No digas estupideces –le regañó el que estaba al mando –. Este es el yate de los Rojas ¿Quieres que nos demanden?

– Puede que se haya colado en este yate, al igual que ha conseguido colarse en el yate del jefe. A lo mejor, hasta les hacemos un favor y puede que hasta nos contraten.

TOMB RAIDERS (Rojascorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora