OCÉANO PACÍFICO

25 2 0
                                    

Después de enseñarles los bunkers, DuBois llevó de nuevo a Morgan Edge y a Veronica Sinclair a la zona de los barracones.

– Bueno, ya los habéis visto. Nuestros bunkers son lo más seguro que vais a encontrar. Hay que admitir que los nazis sabían fabricar buenos bunkers.

Edge asintió.

– Cierto, será un buen escondite para las obras de arte.

– Entonces, vamos a mi oficina y empecemos ya con el papeleo. El acuerdo debe quedar cerrado hoy.

– ¿Tan pronto? –dijo Edge.

– Si queréis alquilar el bunker, tenéis que hacerlo ya. De lo contrario, mañana puede surgir un nuevo cliente que quiera alquilarlo y no podemos decirle que no.

Edge volvió a asentir.

– Lo entiendo. Pero, antes quisiera hacer otra comprobación.

DuBois arqueó las cejas.

– ¿Otra comprobación? Ya has visto los bunkers ¿Qué más quieres ver?

– Me gustaría ver la isla. Quisiera comprobar si es tan segura como dices.

DuBois frunció el ceño.

– Mira, Edge, esto empieza a olerme mal. Si no te conociera, creería que me estás ocultando algo pero, como te conozco, lo puedo dar por seguro –hizo una señal con el brazo y cuatro hombres armados los rodearon mientras los encañonaban con sus armas –. Ahora, habla ¿A qué has venido realmente?

A Edge no le dio tiempo a responder. Un quinto hombre armado hizo su aparición y corrió hacia DuBois, a quién le susurró algo al oído que puso a DuBois bastante nervioso.

– Pon a toda la isla sobre aviso. Que no paren hasta que los encuentren y que sigan intentando comunicarse con ellos por radio.

El hombre armado asintió y se fue corriendo mientras DuBois se volvió hacia Edge y Veronica con fuego en los ojos.

– ¿Ocurre algo? –preguntó Edge tratando de aparentar tranquilidad.

– Dímelo tú, Edge. Dos de mis hombres no responden por radio, lo que significa que hay intrusos en la isla. La primera infiltración que tenemos desde que estoy al mando y ocurre justo el mismo día que vienes a visitarme. Dudo mucho que sea una coincidencia –hizo otra señal con el brazo y los hombres amartillaron sus armas. Edge y Veronica se apresuraron a alzar los brazos – ¿Qué has venido a hacer aquí, Edge? Más te vale que no intentes robarnos el negocio.

– Vale, las cartas sobre la mesa –dijo Edge ya sin esforzarse en disimular su miedo –. No hemos venido a alquilar ningún bunker, lo de las obras de arte era un farol. Hemos venido a por algo muy antiguo que hay en la isla mucho antes que se construyeran los bunkers. Solo queremos eso, nada más, en cuanto lo tengamos nos largaremos. Incluso estoy dispuesto a pagaros lo que cuesta en alquiler de los bunkers, aunque no los utilicemos.

DuBois no pudo evitar soltar unas carcajadas mientras meneabas la cabeza.

– Estás loco, Edge. Si mis jefes se enteran que os he dejado deambular por la isla, me despellejan vivo. Además, los que han atacado a mis hombres, espero que no trabajen para ti.

Edge se apresuró a negar con la cabeza.

– Hay otra persona interesada en el mismo objeto que hemos venido a buscar. Es a esa persona a la que debes temer, no a nosotros.

– ¿Quién es esa otra persona?

Edge respiró hondo antes de responder.

– Lena Luthor.

TOMB RAIDERS (Rojascorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora