MOUNT HELENA

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15 años atrás

La vigilante de pasillo estaba haciendo su ronda. Entró en la habitación de Lena y Andrea para ver si todo estaba bien. Las dos chicas estaban cada una en su cama, ambas leyendo un libro a la luz de una lámpara que había en la mesita de noche en medio de ambas camas.

– Bien, chicas, apagad las luces ya, es hora de dormir.

– Cómo ordene –dijo Andrea mientras dejaba su libro sobre la mesita y apagaba la lámpara antes de cubrirse con las sábanas y la colcha. Lena la imitó.

– Buenas noches –dijo la mujer antes de irse cerrando la puerta tras de si.

En cuanto escuchó la puerta cerrarse, Andrea se desarropó, saltó de su cama y se dirigió sigilosamente hacia la cama de Lena, en la que se metió. Ambas se besaron en los labios mientras se toqueteaban la una a la otra por encima de sus camisones.

– Creía que esa pesada no se iba a ir nunca... –dijo Andrea haciendo una pequeña pausa entre beso y beso – Habrás activado el aparatito que colocaste a la puerta... Porque cómo a esa zorra le de por volver y nos pille en plena faena... lo vamos a tener muy jodido...

– Tranquila... – respondió Lena, también haciendo una pequeña pausa entre beso y beso – El aparatito está activado... nos avisará si alguien se acerca a la puerta...

– ¿Dé dónde sacas esos juguetes...?

– De los antiguos contactos de mi madre... A algunos de ellos no les importa que sea menor de edad... siempre que les pague bien...

Las dos se juntaron más y empezaron a revolcarse por la cama. Andrea sintió que su cabeza se golpeaba con algo duro.

– ¿Qué ha sido eso?

– Lo siento, Andrea, olvidé que lo había guardado bajo la almohada.

Lena agarró el objeto y lo guardó en un cajón de la mesita. Lo hizo a oscura pero, aunque no lo viera, Andrea supo enseguida de que se trataba.

– Es el diario de tu madre ¿Verdad? Me dejarás leerlo algún día. Es lo único de tu madre que me queda sin leer.

– Ya té lo he dicho muchas veces, puedes leer todo lo que tenga que ver con su trabajo, pero en ese diario solo hay cosas personales.

– Si, vale, no me lo vuelvas a repetir –suspiró resignada –. Venga, sigamos con lo que estábamos haciendo...

Ambas volvieron a besarse en los labios y cayeron sobre la cama fundiéndose en un abrazo lleno de caricias y toqueteos.

***

Exhausta y sudorosa, Lena se quedó dormida en los brazos de Andrea, quién permanecía despierta. No le daba miedo quedarse dormida en la cama de Lena, ya que todas las noches ponía el despertador antes del amanecer para volver a su cama antes de que las profesoras las despertaran.

Sin embargo, pese a que ella estaba igual de cansada, no podía pegar ojo. No paraba de pensar en ese diario que Lena no paraba de leer una y otra vez por las noches creyendo que no la veía. Quizá fuera verdad que en ese diario solo había cosas personales y Lena solo lo leyera para recordar a su madre, pero su instinto le decía Lena le ocultaba algo y que ese diario contenía algo más.

Sabía que Lena se pondría furiosa y se exponía a perderla, pero no podía aguantar más la curiosidad. De todas formas, no pensaba leerlo, solamente mirarlo un poco. Lo observaría durante unos minutos y luego lo volvería a dejar en el cajón antes de que Lena se despertase.

Cuando vio que Lena estaba ya profundamente dormida, se la quitó de encima cuidadosamente y la dejó, también suavemente, sobre el colchón antes de levantarse de la cama y, a oscuras, abrió el cajón y sacó el diario de su interior.

TOMB RAIDERS (Rojascorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora