LOS ÁNGELES

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La aventura de Lena y Andrea en la isla culminó en un hotel. Después de saltar por el acantilado y sobrevivir milagrosamente a la caída, ambas su fueron buceando hacia donde estaba el bote mientras, desde lo alto del acantilado, los mercenarios disparaban contra el agua. Dado que se habían dejado los equipos de buceo en la cueva, ambas tuvieron que bucear a pulmón libre hasta llegar a una zona donde los arrecifes impedían que las vieran desde la isla y así continuar el trayecto nadando.

Una vez llegaron al bote, Lena colocó la daga en una caja fuerte antes de poner la embarcación en marcha y largarse de allí a toda prisa. Era más que seguro que vieran el bote desde la isla cuando salieran de los arrecifes, pero ya estarían bastante lejos de la isla para entonces. Aún corrían el riesgo de que enviaran helicópteros tras ellas, pero Lena siempre estaba preparada y en uno de los compartimentos del bote guardaba un par de lanzagranadas, así que DuBois hizo bien en no escuchar a Edge, ya que habría perdido un helicóptero y, seguramente, su cabeza.

Tras unos días de navegación, llegaron finalmente a la costa californiana. Atracaron el bote en el puerto de Los Ángeles y se hospedaron en un hotel del centro de la ciudad utilizando nombres falsos. Aún así, Lena quiso tomar precauciones y, mientras Andrea distraía al personal, colocaba en las puertas de servicio y la puerta de la azotea unos pequeños aparatos que Winn había fabricado. 

Ambas se encontraban en esos momentos en la suite que habían alquilado, observando la daga, la cual tenían sobre una mesa. Winn también la miraba desde la pantalla de un ordenador portátil que había abierto sobre la mesa.

– ¡Es increíble! –decía Winn asombrado – Había visto algunas inscripciones de ella, pero ni me imaginaba que fuera tan impresionante. Los museos se pelearán por conseguirla.

– Dejemos eso para luego –dijo Lena –. Esto aún no ha terminado. Conseguir la daga era solo un paso, el más fácil, debo añadir.

– Si ese era el paso fácil, me muero de ganas de ver como son los otros –dijo Andrea sarcástica.

– Tenemos que encontrar la tumba de Vasconcelos –continuó Lena ignorando el comentario de Andrea –. Según la leyenda, fue enterrado con su armadura, su espada y su escudo. Precisamente, es el escudo donde tiene grabada la ubicación del tesoro.

– Y supongo que los símbolos mayas que hay grabados en la daga conducen a la ubicación de la tumba –apuntó Andrea.

Lena negó con la cabeza.

– La daga no lleva hasta la tumba, lleva al lugar que nos indicará donde está la tumba. Además, miró la daga ceñuda, no creo que estos sean símbolos mayas. Al principio, lo creía. Pero, ahora que los veo mejor, no me parece que los sean –miró a Winn –. Te he enviado unas fotos por e-mail, a ver si logras averiguar algo.

– Me pondré enseguida con ello –respondió Winn antes de que la pantalla del portátil se apagara y aparecieran unas letras que decían: Fin de la Videollamada.

Andrea miró fijamente a Lena.

– Si Winn descifra esos símbolos, nos llevarán, como has dicho, a un lugar que nos indicará el siguiente paso ¿Puedes decirme en que consiste ese nuevo paso o también vas a guardar el misterio hasta que estemos de camino?

Lena también la miró fijamente.

– Una vez más, tengo que referirme a nuestra película favorita.

Andrea arqueó las cejas.

– ¿En Busca del Arca Perdida otra vez?

Lena asintió antes de continuar.

– Concretamente, la escena del Pozo de Almas, cuando Indiana Jones coloca el cabezal de Rao y la luz del Sol indica la posición del Arca sobre la réplica de la ciudad.

TOMB RAIDERS (Rojascorp)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora