¡A la abuela no, por favor!

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Kabuto: Mi falso esposo ¿no?

Iruka: Su falso esposo.

Kabuto: Mucho gusto. Por lo menos no han elegido mal, tienes muchas características que me gustarían en una pareja.

Iruka: Gracias.

Kabuto: Ya sé todo el enredo que han armado aquí; las cartas, el matrimonio feliz, la emoción de la abuela. Una bonita fábula con moraleja y todo. Lástima que se acabe tan estúpidamente.

Iruka: No se ha acabado todavía.

Kabuto: Por mi parte, si quieren ustedes seguirla, ya saben el precio.

Iruka: Demasiado alto. Solo quieres vender esta casa a un precio que no lo vale y que no te costó nada a ti, sino a tus abuelos; lo único que les queda a esos dos viejos para morir en paz.

Kabuto: También yo puedo aparecer muerto en una esquina si vuelvo sin el dinero. Mis amigos no entienden de fantasías, ellos son más tomar justicia en mano propia.

Iruka: ¿Es su última palabra?

Kabuto: ¿Otra vez? Mira, tu novio me pidió anoche un plazo para arreglar esto. Les he dado hasta ahora, basta de distracciones. ¿Hay plata o no hay plata?

Iruka: Usted sabe tan bien como yo la respuesta.

Kabuto: Eso pronto vamos a verlo. Supongo que a la vieja la tienen encerrada en su cuarto ¿verdad? No se moleste; conozco el camino. — Kabuto trata de avanzar, pero Iruka le cierra el paso.

Iruka: ¡Quieto! ¡Ni un paso más!

Kabuto: Le advierto que para detenerme a la fuerza se necesita más de un hombre. Los que solo amenazan, los puedo manejar sin problemas. ¡Apártese!

Iruka: ¡Por lo que más quiera, piénselo antes de que sea demasiado tarde! ¡No me voy a poner a pelear aquí con usted! ¿Sabe que una sola palabra suya puede matar a esa mujer?

Kabuto: No será para tanto.

Iruka: Lamento decirle que sí. Sólo esta ilusión la mantenía de pie, y un golpe así puede serle fatal.

Kabuto: ¿Tanto le interesa la vida de esa mujer?

Iruka: Más que la mía propia.

Kabuto: Entonces ¿qué estamos esperando? Podemos plantear las cosas como yo lo propongo; como un negocio redondo. Quinientos mil vale la vida de la abuela. Barato ¿no?

Iruka: ¡Pero que sinvergüenza...! — Avanza hacia Kabuto dispuesto a darle un puñetazo. Pero se abre la puerta del lado izquierdo y aparece la Abuela.)

Tsunade: ¿Qué pasa aquí, Iruka?

Iruka: —Se apresura a ir a donde ella — ¡Abuela...!

Tsunade: Si no me equivoco, el señor es el mismo que estuvo aquí anoche. — Avanza unos pasos. — ¿Busca a alguien en esta casa?

Iruka: A nadie. Sólo venía a despedirse. — Responde suplicante — ¿Verdad que se iba ya, señor?

Kabuto: No he hecho un viaje tan largo para volverme con las manos vacías.

Iruka: ¡Mentira! ¡No le escuche, abuela, no le escuche!

Tsunade: ¿Pero estás loco? ¿Qué manera es esta de recibir a alguien? Discúlpelo; está un poco nervioso. Déjanos; parece que el señor tiene algo importante que decirme.

Iruka: ¡Él no! ¡Se lo diré yo después, solos los dos!

Tsunade: — De forma tenaz responde — ¡Basta, Iruka! Sal al jardín y no vuelvas con ninguna disculpa hasta que yo te llame ¿lo oyes? ¡Con ninguna disculpa! Déjanos. — Iruka sale rápido ocultando el rostro. Ahora Tsunade mira por un buen rato al desconocido y avanza serena hacia él.

Los árboles mueren de pie (Kakairu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora